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Joel 2:23 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

23 Alégrense, habitantes de Sión, regocíjense en el Señor su Dios, porque les ha dado las lluvias de otoño. Él envía la lluvia, la de otoño y la de primavera, como en tiempos pasados.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

23 Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 ¡Alégrense, habitantes de Jerusalén! ¡Alégrense en el Señor su Dios! Pues la lluvia que él envía demuestra su fidelidad. Volverán las lluvias de otoño, así como las de primavera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 Y ustedes, hijos de Sión, alégrense en Yavé, su Dios, porque él les da la lluvia de otoño para la fertilidad y hace caer agua en otoño y primavera como antes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 ¡Alegraos, oh hijos de Sión, Y regocijaos en YHVH vuestro Dios! Que os da la lluvia temprana° en su tiempo, Y la lluvia tardía° como antaño,° y derrama para vosotros el aguacero.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 Hijos de Sión, alegraos, gozaos en Yahveh, vuestro Dios, porque él os concede la lluvia de otoño en justicia, hace caer sobre vosotros lluvia abundante: lluvia de otoño y de primavera, como antaño.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

23 Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia moderadamente, y hará descender sobre vosotros la lluvia temprana y la lluvia tardía como al principio.

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Joel 2:23
42 Referencias Cruzadas  

óyelos tú desde el cielo y perdona el pecado de tus siervos, de tu pueblo Israel. Guíalos para que sigan el buen camino y envía la lluvia sobre esta tierra, que es tuya, pues tú se la diste a tu pueblo por herencia.


Mas si un ángel, uno entre mil, aboga por el hombre y sale en su favor, y da constancia de su rectitud;


Por su bondad, hace que vengan las nubes, ya sea para castigar o para bendecir.


Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me regocijo en el Señor.


Él cubre de nubes el cielo, envía la lluvia sobre la tierra y hace crecer la hierba en los montes.


Que se alegre Israel por su Hacedor; que se regocijen los hijos de Sión por su Rey.


El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón en él confía; de él recibo ayuda. Mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.


¡Alégrense, ustedes los justos; regocíjense en el Señor! ¡Canten todos ustedes, los de corazón sincero!


Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle.


El rostro radiante del rey es signo de vida; su favor es como nubes llenas de lluvia en primavera.


Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Este es el camino; síguelo».


El Señor te enviará lluvia para la semilla que siembres en la tierra, y el alimento que produzca la tierra será suculento y abundante. En aquel día tu ganado pacerá en extensas praderas.


Las lanzarás al aire y se las llevará el viento; un vendaval las dispersará. Pero tú te alegrarás en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.


Me deleito mucho en el Señor; me regocijo en mi Dios. Porque él me vistió con ropas de salvación y me cubrió con el manto de la justicia. Soy semejante a un novio que luce su diadema o una novia adornada con sus joyas.


Por eso se demoraron las lluvias y no llegaron los aguaceros de primavera. Tienes el descaro de una prostituta; ¡no conoces la vergüenza!


No reflexionan ni dicen: “Temamos al Señor nuestro Dios, quien a su debido tiempo nos da lluvia, las lluvias de otoño y primavera, y nos asegura las semanas señaladas para la cosecha”.


A los valiosos hijos de Sión, que antes valían su peso en oro, hoy se les ve como vasijas de barro, como la obra de un alfarero.


Haré de ellos y los alrededores de mi colina una fuente de bendición. Haré caer lluvias de bendición en el tiempo oportuno.


Conozcamos al Señor; esforcémonos por conocerlo. Tan cierto como que sale el sol, él habrá de manifestarse; vendrá a nosotros como la lluvia de invierno, como la lluvia de primavera que riega la tierra.


yo enviaré lluvia a su tiempo, y la tierra y los árboles del campo darán sus frutos;


«Yo les retuve la lluvia cuando aún faltaban tres meses para la cosecha. En una ciudad hacía llover, pero en otra no; una parcela recibía lluvia, mientras que otra no y se secó.


¡Pídanle al Señor que llueva en primavera! ¡Él es quien hace los nubarrones y envía los aguaceros! ¡Él es quien da a todos la hierba del campo!


Efraín se volverá como un guerrero y su corazón se alegrará como si tomara vino. Sus hijos lo verán y se pondrán felices; su corazón se alegrará en el Señor.


Tensaré a Judá como mi arco, y pondré a Efraín como mi flecha. Sión, levantaré a tus hijos en contra de los hijos de Grecia y te usaré como espada de guerrero.


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.


Sin embargo, no ha dejado de dar testimonio de sí mismo haciendo el bien, dándoles lluvias del cielo y estaciones fructíferas, proporcionándoles comida y alegría de corazón.


entonces yo enviaré la lluvia oportuna sobre su tierra, en otoño y en primavera, para que obtengan el trigo, el vino nuevo y el aceite.


El Señor abrirá los cielos, su generoso tesoro, para derramar a su debido tiempo la lluvia sobre la tierra y para bendecir todo el trabajo de tus manos. Tú prestarás a muchas naciones, pero no tomarás prestado de nadie.


Que caiga mi enseñanza como lluvia y desciendan mis palabras como rocío, como aguacero sobre el pasto nuevo, como lluvia abundante sobre plantas tiernas.


Por lo demás, hermanos míos, alégrense en el Señor. Para mí no es molestia volver a escribirles lo mismo, y a ustedes les da seguridad.


Porque la circuncisión somos nosotros, los que por medio del Espíritu de Dios adoramos, nos enorgullecemos en Cristo Jesús y no ponemos nuestra confianza en esfuerzos humanos.


Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!


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