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Joel 2:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

16 ¡Congreguen al pueblo; consagren la asamblea! ¡Junten a los ancianos del pueblo, reúnan a los pequeños y a los niños de pecho! ¡Que salga de su alcoba el recién casado y la recién casada, de su cámara nupcial!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Reúnan a toda la gente: ancianos, niños y aun los bebés. Llamen al novio de su habitación y a la novia de su cuarto de espera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Congreguen al pueblo, reúnan a los ancianos y que todos se purifiquen. Traigan también a los pequeños y a los niños de pecho, y que los recién casados dejen su cama.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Congregad al pueblo, Santificad la asamblea, reunid a los ancianos, Reunid a los niños y a los que maman! ¡Salga el novio de su alcoba, y la novia de su tálamo!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 reunid al pueblo, santificad la reunión, congregad a los ancianos, reunid a los jóvenes y hasta a los niños de pecho. Salga el esposo de su alcoba, y la esposa de su tálamo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

16 Reunid el pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman; salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia.

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Joel 2:16
21 Referencias Cruzadas  

Todos los hombres de Judá estaban de pie delante del Señor, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños.


y les dijo: «¡Levitas, escúchenme! Conságrense ustedes y consagren también el Templo del Señor, Dios de sus antepasados, y saquen las cosas profanas que hay en el santuario.


Como muchos de la asamblea no se habían consagrado al Señor, para llevarlo a cabo los levitas tuvieron que matar por ellos los corderos de la Pascua.


a todo el que se ha empeñado de todo corazón en buscarte a ti, Señor, Dios de sus antepasados, aunque no se haya purificado según las normas del santuario».


Celebren la Pascua, conságrense y preparen todo para sus hermanos, y cumplan con lo que el Señor ordenó por medio de Moisés».


Una vez terminado el ciclo de los banquetes, Job se aseguraba de que sus hijos se purificaran delante de Dios. Muy de mañana ofrecía un holocausto por cada uno de ellos, pues pensaba: «Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido en sus corazones a Dios». Para Job esta era una costumbre cotidiana.


Y este, como novio que sale de la cámara nupcial, se regocija, cual poderoso guerrero, al recorrer su camino.


y el Señor dijo: —Ve y consagra al pueblo hoy y mañana. Diles que laven sus ropas


Luego Moisés les dijo: «Prepárense para el tercer día y absténganse de relaciones sexuales».


Hasta los sacerdotes que se acercan a mí deben consagrarse; de lo contrario, yo arremeteré contra ellos.


Entréguense al ayuno, convoquen a una asamblea sagrada. Reúnan a los ancianos del pueblo en la casa del Señor su Dios; reúnan a todos los habitantes del país, y clamen al Señor.


—¿Oyes lo que esos están diciendo? —protestaron. —Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: »“En los labios de los pequeñitos y de los niños de pecho has puesto tu alabanza”?».


Jesús contestó: —¿Acaso pueden estar de luto los invitados del novio mientras él está con ellos? Llegará el día en que se les quitará el novio; entonces sí ayunarán.


No se nieguen el uno al otro, a no ser de común acuerdo y solo por un tiempo, para dedicarse a la oración. No tarden en volver a unirse nuevamente; de lo contrario, pueden caer en tentación de Satanás, por falta de dominio propio.


»¡Levántate! ¡Consagra al pueblo! Diles que se consagren para presentarse ante mí mañana y que yo, el Señor, Dios de Israel, declaro: “¡Lo que ordené destruir continúa en medio de ti, Israel! No podrás hacer frente a tus enemigos hasta que hayas destruido esas cosas.


De esta lectura que hizo Josué no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moisés. Hizo la lectura ante toda la asamblea de los israelitas, incluyendo a las mujeres, los niños y los extranjeros que vivían entre ellos.


—Claro que sí. He venido a ofrecerle al Señor un sacrificio. Conságrense y vengan conmigo para tomar parte en él. Entonces Samuel consagró a Isaí y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.


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