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Génesis 32:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

5 y que ahora tiene vacas, asnos, ovejas, esclavos y esclavas. Le manda este mensaje con la esperanza de ganarse su favor».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 y tengo vacas, asnos, ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, para hallar gracia en tus ojos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 y ahora soy dueño de ganado, burros, rebaños de ovejas y de cabras, y muchos siervos, tanto varones como mujeres. He enviado a estos mensajeros por delante para informar a mi señor de mi llegada, con la esperanza de que me recibas con bondad”».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 los mensajeros recibieron las instrucciones siguientes: 'Digan a mi señor, a Esaú, de parte de su servidor Jacob: He vivido con Labán y con él he permanecido hasta hoy.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y tengo bueyes, asnos y ovejas, siervos y siervas, y envío a declararlo a mi señor para hallar gracia ante tus ojos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 con estas instrucciones: 'Así hablaréis a mi señor, a Esaú: 'Esto dice Jacob, tu siervo: he morado en casa de Labán, donde he permanecido hasta ahora.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

5 Y tengo vacas, y asnos, y ovejas, y siervos y siervas; y envío a decirlo a mi señor, por hallar gracia en tus ojos.

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Génesis 32:5
13 Referencias Cruzadas  

De esta manera Jacob prosperó muchísimo y llegó a tener muchos rebaños, criados y criadas, camellos y asnos.


Lo cierto es que toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos. Por eso, haz ahora todo lo que Dios te ha ordenado.


Entonces el Señor dijo a Jacob: «Vuélvete a la tierra de tus padres, donde están tus parientes, que yo estaré contigo».


Acéptame el regalo que te he traído. Dios ha sido muy bueno conmigo y tengo más de lo que necesito. Fue tanta la insistencia de Jacob que, finalmente, Esaú aceptó.


—Está bien —accedió Esaú—, pero permíteme dejarte algunos de mis hombres para que te acompañen. —¿Para qué te vas a molestar? —contestó Jacob—. Lo importante es que me has tratado bien.


—¿Qué significan todas estas manadas que han salido a mi encuentro? —preguntó Esaú. —Intentaba que me trataras bien, mi señor —contestó Jacob.


—¡Usted nos ha salvado la vida y hemos contado con su favor! —respondieron ellos—. ¡Seremos esclavos del faraón!


—Bueno —respondió el rey—, todo lo que antes fue de Mefiboset ahora es tuyo. —¡Humildemente me postro ante usted! —exclamó Siba—. ¡Que cuente yo siempre con el favor de mi señor y rey!


¿Acaso les he pedido que me den algo o que paguen con su dinero mi rescate?


Pero ¿qué tal si ese siervo se pone a pensar: “Mi señor tarda en volver” y luego comienza a golpear a los criados y a las criadas, a comer, a beber y emborracharse?


Y sucedió que Rut, la moabita, dijo a Noemí: —Permíteme ir al campo a recoger las espigas que vaya dejando alguien a quien yo le agrade. —Anda, hija mía —respondió su suegra.


—Gracias. Ojalá favorezca usted siempre a esta sierva suya. Con esto, Ana se despidió y se fue a comer. Desde ese momento, su semblante cambió.


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