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Génesis 26:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 Isaac vivió allí un largo tiempo. Un día, Abimélec, el rey de los filisteos, miraba por una ventana, vio a Isaac acariciando a su esposa Rebeca.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que acariciaba a Rebeca su mujer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero tiempo después, Abimelec, rey de los filisteos, miró por la ventana y vio a Isaac acariciando a Rebeca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Llevaba ya bastante tiempo allí, cuando Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, sorprendió a Isaac acariciando a Rebeca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Pasado allí bastante tiempo, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por la ventana vio a Isaac, y he aquí acariciaba° a Rebeca, su mujer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Llevaba ya Isaac largo tiempo allí cuando un día Abimélec, rey de los filisteos, se asomó a la ventana y vio que Isaac acariciaba a Rebeca, su mujer.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y sucedió que después que él estuvo allí muchos días, Abimelec, rey de los filisteos, mirando por una ventana, vio a Isaac que jugueteaba con su esposa Rebeca.

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Génesis 26:8
8 Referencias Cruzadas  

Y cuando la gente del lugar preguntaba a Isaac acerca de su esposa, él respondía que ella era su hermana. Tan bella era Rebeca que Isaac tenía miedo de decir que era su esposa, pues pensaba que por causa de ella podrían matarlo.


Entonces mandó llamar a Isaac y le dijo: —¡Conque ella es tu esposa! ¿Por qué dijiste que era tu hermana? —Yo pensé que por causa de ella podrían matarme —contestó Isaac.


Desde la ventana de mi casa miré a través de la celosía.


Goza de la vida con la mujer amada cada día de la vida de vanidad que Dios te ha dado bajo el sol. ¡Cada uno de tus días de vanidad! Esta es la recompensa de tu vida y de los afanes que pasas bajo el sol.


Mi amado es como un venado; se parece a un cervatillo. ¡Mírenlo, de pie tras nuestro muro, espiando por las ventanas, atisbando por las celosías!


Como un joven que se casa con una joven, así el que te edifica se casará contigo; como un novio que se regocija por su novia, así tu Dios se regocijará por ti.


»Por la ventana se asoma la madre de Sísara; tras la celosía clama a gritos: “¿Por qué se demora su carro en venir? ¿Por qué se atrasa el estruendo de sus carros?”.


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