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Génesis 12:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

7 Allí el Señor se apareció a Abram y le dijo: «Yo daré esta tierra a tu descendencia». Entonces Abram edificó un altar al Señor, porque se le había aparecido.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Entonces el Señor se le apareció a Abram y le dijo: «Daré esta tierra a tu descendencia». Y Abram edificó allí un altar y lo dedicó al Señor, quien se le había aparecido.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Yavé se apareció a Abram y le dijo: 'Le daré esta tierra a tu descendencia. A consecuencia de esto, Abram edificó un altar a Yavé que se le había aparecido.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y apareció YHVH a Abram, y dijo: A tu descendencia daré esta tierra.° Entonces edificó allí un altar a YHVH, que se le había aparecido.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Se apareció Yahveh a Abrán, y le dijo: 'A tu posteridad daré yo esta tierra'. Y Abrán edificó allí un altar a Yahveh que se le había aparecido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

7 Y Jehová apareció a Abram, y le dijo: A tu simiente daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, que le había aparecido.

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Génesis 12:7
55 Referencias Cruzadas  

De allí se dirigió a la región montañosa que está al este de Betel, donde instaló su tienda de campaña, teniendo a Betel al oeste y Hai al este. También en ese lugar erigió un altar al Señor e invocó su nombre.


Yo te daré a ti y a tu descendencia, para siempre, toda la tierra que abarca tu mirada.


¡Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho porque a ti te lo daré!».


Entonces Abram levantó de allí su tienda de campaña y se fue a vivir cerca de Hebrón, junto al bosque de encinas de Mamré. Allí erigió un altar al Señor.


En ese lugar había erigido antes un altar; allí invocó Abram el nombre del Señor.


En aquel día el Señor hizo un pacto con Abram. Le dijo: —A tus descendientes daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates.


Cuando Abram tenía noventa y nueve años, el Señor se apareció y dijo: —Yo soy el Dios Todopoderoso. Anda delante de mí y sé íntegro.


Al oír que Dios le hablaba, Abram cayó rostro en tierra y Dios continuó diciendo:


A ti y a tu descendencia daré, en posesión perpetua, toda la tierra de Canaán, donde ahora vives como extranjero. Y yo seré su Dios.


El Señor se apareció a Abraham junto al bosque de encinas de Mamré, cuando Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña a la hora más calurosa del día.


Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña.


El Señor, el Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de la tierra de mis parientes, y que bajo juramento me prometió dar esta tierra a mis descendientes, enviará su ángel delante de ti para que puedas traer de allá una mujer para mi hijo.


Allí Isaac construyó un altar e invocó el nombre del Señor. Acampó en ese lugar y sus siervos cavaron un pozo.


Vive en ese lugar por un tiempo. Yo estaré contigo y te bendeciré, porque a ti y a tu descendencia daré todas esas tierras. Así confirmaré el juramento que hice a tu padre Abraham.


En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: «Yo soy el Señor, el Dios de tu abuelo Abraham y de tu padre Isaac. A ti y a tu descendencia les daré la tierra sobre la que estás acostado.


Que también te dé, a ti y a tu descendencia, la bendición de Abraham, para que puedan poseer esta tierra donde ahora vives como extranjero, esta tierra que Dios prometió a Abraham.


Jacob llamó a ese lugar Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara y todavía sigo con vida».


También construyó un altar y lo llamó El Elohé Israel.


La tierra que di a Abraham y a Isaac te la doy a ti y a tus descendientes».


Erigió un altar y llamó a ese lugar El Betel, porque allí se le había revelado Dios cuando escapaba de su hermano Esaú.


Tiempo después, José dijo a sus hermanos: «Yo estoy a punto de morir, pero, sin duda, Dios vendrá a ayudarlos y los llevará de este país a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob».


Luego Noé construyó un altar al Señor, y sobre ese altar ofreció como holocausto animales y aves puros.


Allí construyó un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de comunión. Entonces el Señor tuvo piedad del país y se detuvo la plaga que estaba afligiendo a Israel.


Con las piedras construyó un altar en honor del Señor, y alrededor cavó una zanja en que cabían dos seahs de semillas.


del pacto que hizo con Abraham y del juramento que hizo a Isaac.


cuando dijo: “Te daré la tierra de Canaán como la herencia que te corresponde”.


¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como herencia!


¿No fuiste tú, Dios nuestro, quien a los ojos de tu pueblo Israel expulsó a los habitantes de esta tierra? ¿Y no fuiste tú quien les dio para siempre esta tierra a los descendientes de tu amigo Abraham?


Entonces Jesúa, hijo de Josadac, con sus parientes, que eran sacerdotes, y Zorobabel, hijo de Salatiel, con sus parientes empezaron a construir el altar del Dios de Israel para ofrecer holocaustos, según lo estipulado en la Ley de Moisés, hombre de Dios.


Moisés edificó un altar y lo llamó «El Señor es mi estandarte».


Moisés puso entonces por escrito lo que el Señor había dicho. A la mañana siguiente, madrugó y levantó un altar al pie del monte, y en representación de las doce tribus de Israel consagró doce piedras.


Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel. Tú mismo prometiste que harías a sus descendientes tan numerosos como las estrellas del cielo; tú prometiste que darías a sus descendientes toda esta tierra como su herencia eterna.


El Señor dijo a Moisés: «Anda, vete de este lugar junto con el pueblo que sacaste de Egipto y dirígete a la tierra que bajo juramento prometí a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes.


Me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob bajo el nombre de Dios Todopoderoso, pero no les revelé mi verdadero nombre, que es el Señor.


También con ellos confirmé mi pacto de darles la tierra de Canaán, donde residieron como forasteros.


En aquellos días la tribu de Judá se unirá al pueblo de Israel y juntos vendrán del país del norte, a la tierra que di como herencia a sus antepasados.


«Reparte la tierra entre estas tribus para que sea su heredad. Hazlo según el número de nombres registrados.


“Por no haberme seguido de todo corazón, ninguno de los mayores de veinte años que salieron de Egipto verá la tierra que juré dar a Abraham, Isaac y Jacob.


No le dio herencia alguna en ella, ni siquiera dónde plantar el pie, pero prometió dársela en posesión a él y a su descendencia, aunque Abraham no tenía ni un solo hijo todavía.


En otras palabras, los hijos de Dios no son los descendientes naturales; más bien, se considera descendencia de Abraham a los hijos de la promesa.


Ahora bien, las promesas se hicieron a Abraham y a su descendencia. La Escritura no dice: «y a los descendientes», como refiriéndose a muchos, sino: «y a tu descendencia», dando a entender uno solo, que es Cristo.


Ustedes, hermanos, al igual que Isaac, son hijos por la promesa.


Yo les he entregado esta tierra; ¡adelante, tomen posesión de ella! El Señor juró que se la daría a los antepasados de ustedes, es decir, a Abraham, Isaac, Jacob y a sus descendientes».


Ama al Señor tu Dios, obedécelo y aférrate a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en la tierra que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.


Luego el Señor dijo: «Este es el territorio que juré a Abraham, Isaac y Jacob que daría a sus descendientes. Te he permitido verlo con tus propios ojos, pero no podrás entrar en él».


El Señor tu Dios te hará entrar en la tierra que juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob. Es una tierra con ciudades grandes y prósperas que tú no edificaste,


De modo que no es por tu justicia ni por tu rectitud por lo que vas a tomar posesión de su tierra. ¡No! La propia maldad de esas naciones hará que el Señor tu Dios las arroje lejos de ti. Así cumplirá lo que juró a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob.


Todos ellos vivieron por la fe y murieron sin haber recibido las cosas prometidas; más bien, las miraron y les dieron la bienvenida desde la distancia. También confesaron que eran extranjeros y peregrinos en la tierra.


Por la fe Abraham, cuando fue llamado para ir a un lugar que más tarde recibiría como herencia, obedeció y salió sin saber a dónde iba.


Sé fuerte y valiente porque tú harás que este pueblo herede la tierra que prometí a sus antepasados.


Cuando llegaron a Guelilot, a orillas del río Jordán, todavía en territorio cananeo, los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés construyeron un enorme altar.


Entonces Josué levantó, en el monte Ebal, un altar al Señor, Dios de Israel,


Entonces Gedeón construyó allí un altar al Señor y lo llamó «El Señor es la paz», el cual hasta el día de hoy se encuentra en Ofra de Abiezer.


Luego regresaba a Ramá, donde residía, y desde allí lideraba a Israel. También allí erigió un altar al Señor.


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