Biblia Todo Logo
La Biblia Online
- Anuncios -





Éxodo 34:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 Y dijo: —Señor, si realmente cuento con tu favor, ven y quédate entre nosotros. Reconozco que este es un pueblo terco, pero perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y adóptanos como tu herencia.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Entonces dijo: —Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

9 y dijo: 'Señor, si realmente me miras con buenos ojos, ven y camina en medio de nosotros; aunque sea un pueblo rebelde, perdona nuestras faltas y pecados, y recíbenos por herencia tuya.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

9 diciendo: Si ahora he hallado gracia ante tus ojos, oh Señor mío, te ruego mi Señor que, aunque somos pueblo de dura cerviz, vayas en medio de nosotros, perdones nuestra iniquidad y nuestro pecado y nos tomes por posesión tuya.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Y dijo: 'Ahora, mi Señor, si gozo de tu favor, dígnese mi Señor caminar con nosotros. Ciertamente, éste es un pueblo de dura cerviz, pero tú perdonarás nuestras faltas, nuestros pecados, y harás de nosotros tu heredad'.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 y dijo: Si ahora, oh Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque este es pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

Ver Capítulo Copiar




Éxodo 34:9
23 Referencias Cruzadas  

El Señor escogió a Jacob como suyo, a Israel como su propiedad exclusiva.


Por amor a tu nombre, Señor, perdona mi gran iniquidad.


Salva a tu pueblo, bendice a tu heredad y, cual pastor, guíalos por siempre.


Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor, el pueblo que escogió por su heredad.


Dejó que a su pueblo lo mataran a filo de espada, pues se indignó contra su heredad.


El Señor no rechazará a su pueblo; no dejará a su herencia en el abandono.


Si ahora ustedes me son del todo obedientes y cumplen mi pacto, serán mi propiedad exclusiva entre todas las naciones. Aunque toda la tierra me pertenece,


»Ya me he dado cuenta de que este es un pueblo terco —añadió el Señor, dirigiéndose a Moisés—.


Moisés dijo al Señor: —Tú insistes en que yo debo guiar a este pueblo, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. También me has dicho que te conozco por nombre y que cuento con tu favor.


que mantiene su amor hasta mil generaciones después y que perdona la maldad, la rebelión y el pecado; pero no tendrá por inocente al culpable, sino que castiga la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación.


Porque yo sabía que eres muy obstinado; que tu cuello es un tendón de hierro y que tu frente es de bronce.


La porción de Jacob no es como aquellos, porque él es quien hizo todas las cosas, incluso Israel, el pueblo de su heredad. Su nombre es el Señor de los Ejércitos.


¿Qué Dios hay como tú, que perdone la maldad y pase por alto el delito del remanente de su heredad? No estarás airado para siempre, porque tu mayor placer es amar.


El Señor tomará posesión de Judá, su porción en tierra santa y de nuevo escogerá a Jerusalén.


Entonces, por tu gran amor, perdona el pecado de este pueblo, tal como lo has venido perdonando desde que salió de Egipto».


enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Porque la porción del Señor es su pueblo; Jacob es su herencia asignada.


Pero a ustedes el Señor los tomó y los sacó de Egipto, de ese horno donde se funde el hierro, para que fueran el pueblo de su propiedad, como lo son ahora.


Nuevamente me postré delante del Señor cuarenta días y cuarenta noches, y no comí pan ni bebí agua. Lo hice por el gran pecado que ustedes habían cometido al hacer lo malo a los ojos del Señor, provocando así su ira.


Oré al Señor y le dije: «Señor y Dios, ¡no destruyas tu propia heredad, el pueblo que por tu grandeza redimiste y sacaste de Egipto con gran despliegue de fuerza!


Después de todo, ellos son tu propia heredad; son el pueblo que sacaste con gran despliegue de fuerza y de poder».


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos