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Éxodo 15:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 «Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo—. Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano!».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 »El enemigo se jactaba diciendo: “Los perseguiré y los alcanzaré. Los despojaré y los consumiré. Sacaré mi espada; mi mano poderosa los destruirá”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Dijo el enemigo: 'Los perseguiré y los alcanzaré, los tendré a merced, llevaré sus despojos; sacaré mi espada y mi mano los matará.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, Repartiré despojos, Mi alma se saciará de ellos, Desenvainaré mi espada, Los destruirá mi mano.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Se dijo el enemigo: 'Yo los perseguiré, les daré alcance, repartiré despojos, mi espíritu en ellos saciaré desenvainaré mi espada, mi mano los exterminará'.

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Éxodo 15:9
15 Referencias Cruzadas  

“Seguramente se están repartiendo el botín arrebatado al enemigo: una muchacha o dos para cada guerrero; telas de colores como botín para Sísara; una tela, dos telas, de colores bordadas para mi cuello. ¡Todo esto como botín!”.


Y cuando el rey de Egipto se enteró de que el pueblo se había escapado, tanto él como sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a los israelitas y dijeron: «Pero ¡qué hemos hecho! ¿Cómo pudimos dejar que se fueran los israelitas y abandonaran su trabajo?».


Pero si lo ataca otro más fuerte que él y lo vence, le quita las armas en que confiaba y reparte el botín.


Por lo tanto, le daré un puesto entre los grandes y repartirá el botín con los fuertes, porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos e intercedió por los transgresores.


Con su propia lanza atravesaste la cabeza de sus guerreros que enfurecidos querían dispersarnos, que con placer arrogante se lanzaron como quien devora en secreto a un pobre.


»Benjamín es un lobo rapaz que en la mañana devora la presa y en la tarde reparte los despojos».


¿Cuál de todos los dioses de estos países ha podido salvar de mis manos a su país? ¿Cómo entonces podrá el Señor librar de mis manos a Jerusalén?».


Entonces Ben Adad le envió otro mensaje a Acab: «Que los dioses me castiguen sin piedad si queda en Samaria el polvo suficiente para que mis hombres se lleven un puñado».


Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías para decirle: «¡Que los dioses me castiguen sin piedad si mañana a esta hora no te he quitado la vida como tú se la quitaste a ellos!».


David consultó al Señor: —¿Debo perseguir a esa banda de saqueadores? ¿Los voy a alcanzar? —Persíguelos —respondió el Señor—. Vas a alcanzarlos y rescatarás a los cautivos.


»Perseguí a mis enemigos y los destruí; no retrocedí hasta verlos aniquilados.


Vale más tener un espíritu humilde con los oprimidos que compartir el botín con los orgullosos.


Allí gritan: “¡El faraón es puro ruido! ¡El rey de Egipto ya perdió su oportunidad!”.


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