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Éxodo 14:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

8 El Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, para que saliera en persecución de los israelitas, los cuales marchaban con aire triunfal.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Así que el Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, quien por lo tanto salió a perseguir a los israelitas, los cuales se habían marchado con puños en alto en señal de desafío.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Yavé había endurecido el corazón del rey y, mientras los israelitas se marchaban seguros, él los persiguió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y endureció YHVH el corazón de Faraón rey de Egipto, quien persiguió a los hijos de Israel, pero los hijos de Israel habían salido con mano exaltada.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Yahveh endureció el corazón del Faraón, rey de Egipto, que salió en persecución de los israelitas; pero éstos habían salido con la protección divina.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

8 Y Jehová endureció el corazón de Faraón, rey de Egipto, y este siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.

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Éxodo 14:8
21 Referencias Cruzadas  

Sacó a su pueblo, a sus escogidos, en medio de gran alegría y de gritos jubilosos.


Porque grande es tu amor por mí: me has rescatado de los dominios de la muerte.


Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir,


Esto será para ustedes como una marca distintiva, en la mano o en la frente, de que el Señor nos sacó de Egipto desplegando su poder».


Por eso les hizo dar un rodeo por el camino del desierto, en dirección al mar Rojo. Los israelitas salieron de Egipto en formación de combate.


Y será para ustedes como una marca distintiva en la mano o en la frente, que les hará recordar que esta instrucción del Señor debe estar en sus labios, porque el Señor los sacó de Egipto con su poderosa mano.


Yo voy a endurecer el corazón de los egipcios, para que los persigan. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de su ejército, y de sus carros y jinetes.


Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que los persiga. Voy a cubrirme de gloria a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!». Así lo hicieron los israelitas.


se llevó consigo seiscientos de los mejores carros y todos los demás carros de Egipto, cada uno de ellos bajo el mando de un oficial.


«Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo—. Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano!».


El Señor había advertido a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto, asegúrate de hacer ante el faraón todos los prodigios que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, endureceré su corazón para que no deje ir al pueblo.


El Señor respondió: —Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón. Realmente, solo por mi mano poderosa va a dejar que se vayan; solo por mi mano poderosa va a echarlos de su país.


Pero el Señor endureció el corazón del faraón y, tal como el Señor se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.


Pon un velo sobre sus corazones, ¡y caiga sobre ellos tu maldición!


Yo soy el Señor su Dios que los saqué de Egipto para que dejaran de ser esclavos. Yo rompí las varas de su yugo y los hice caminar con la cabeza erguida.


El día quince del mes primero, un día después de la Pascua, los israelitas partieron de Ramsés. Marcharon con aire triunfal a la vista de todos los egipcios,


El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados y engrandeció al pueblo mientras vivían como extranjeros en Egipto. Con gran poder los sacó de aquella tierra


Por eso el Señor nos sacó de Egipto con actos portentosos y gran despliegue de poder, con señales, prodigios y milagros que provocaron gran terror.


Pero temí las provocaciones del enemigo; temí que el adversario no entendiera y llegara a pensar: “Hemos triunfado; nada de esto lo ha hecho el Señor”».


porque el Señor endureció el corazón de los enemigos para que entablaran guerra con Israel. Así serían exterminados sin compasión alguna, como el Señor había ordenado a Moisés.


Yo atraeré a Sísara, comandante del ejército de Jabín, con sus carros y sus tropas, hasta el arroyo Quisón. Allí lo entregaré en tus manos”.


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