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Éxodo 10:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le advirtieron: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te opondrás a humillarte en mi presencia? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Entonces vinieron Moisés y Aarón a Faraón, y le dijeron: Jehová el Dios de los hebreos ha dicho así: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Así que Moisés y Aarón fueron ante el faraón y le dijeron: «Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te negarás a someterte a mí? Deja ir a mi pueblo para que me adore.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Moisés y Aarón fueron al palacio de Faraón, al que le dijeron: 'Esto dice Yavé, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí? Deja que mi pueblo salga para ofrecerme sacrificios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Moisés y Aarón se presentaron ante Faraón, y le dijeron: Así dice YHVH, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo rehusarás humillarte en mi presencia y dejar partir a mi pueblo para que me sirva?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Moisés y Aarón fueron al Faraón y le dijeron: 'Así habla Yahveh, Dios de los hebreos: '¿Hasta cuándo te negarás a humillarte ante mí? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.'

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Éxodo 10:3
28 Referencias Cruzadas  

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que él los exalte a su debido tiempo.


Humíllense delante del Señor y él los exaltará.


«¿Has notado cómo Acab se ha humillado ante mí? Por cuanto se ha humillado, no enviaré esta desgracia mientras él viva, sino que la enviaré a su familia durante el reinado de su hijo».


Tengan cuidado de no rechazar al que habla, pues si no escaparon aquellos que rechazaron al que los amonestaba en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si le volvemos la espalda al que nos amonesta desde el cielo.


¿No ves que desprecias las riquezas de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, al no reconocer que su bondad quiere llevarte al arrepentimiento?


Di al rey y a la reina madre: «¡Humíllense, siéntense en el suelo, que ya no ostentan sobre su cabeza la corona de gloria!».


Pero ella se rebeló contra mis leyes y estatutos, con una perversidad mayor a la de las naciones y territorios vecinos. En otras palabras, rechazó por completo mis leyes y estatutos.


Este pueblo malvado, que se niega a obedecerme, que sigue la terquedad de su corazón y va tras otros dioses para servirlos y adorarlos, será como este cinturón, que no sirve para nada.


Los ojos del altivo serán humillados y la arrogancia humana será doblegada. En aquel día solo el Señor será exaltado.


¿Por qué recibir más golpes? ¿Por qué insistir en la rebelión? Toda su cabeza está herida, todo su corazón está enfermo.


Tras el orgullo viene la destrucción; y tras la humildad, el honor.


Como ustedes no me escucharon cuando los llamé ni me hicieron caso cuando les tendí la mano,


«¿Hasta cuándo, muchachos inexpertos, seguirán aferrados a su inexperiencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los insolentes, se complacerán en su insolencia? ¿Hasta cuándo, ustedes los necios, aborrecerán el conocimiento?


Por tanto, me retracto y me arrepiento en polvo y ceniza».


‘Como te has conmovido y humillado ante Dios al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes; y como te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo.


Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió altares paganos y colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.


Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él.


Elías se presentó ante el pueblo y dijo: —¿Hasta cuándo van a seguir indecisos? Si el Dios verdadero es el Señor, deben seguirlo; pero si es Baal, síganlo a él. El pueblo no dijo una sola palabra.


—¿Hasta cuándo ha de murmurar contra mí esta perversa comunidad? Ya he escuchado cómo se quejan contra mí los israelitas.


así que el Señor dijo a Moisés: «¿Hasta cuándo seguirán desobedeciendo mis mandamientos e instrucciones?


Tú, sin embargo, sigues enfrentándote a mi pueblo y no quieres dejarlo ir.


si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.


Ya te he dicho que dejes ir a mi hijo para que me rinda culto, pero tú no has querido dejarlo ir. Por lo tanto, voy a quitarle la vida a tu primogénito”».


Si te niegas a dejarlos ir, mañana mismo traeré langostas sobre tu país.


‘Como te has conmovido y humillado ante el Señor al escuchar lo que he anunciado contra este lugar y sus habitantes, que serían asolados y malditos; y como te has rasgado las vestiduras y has llorado en mi presencia, yo te he escuchado. Yo, el Señor, lo afirmo.


»Recluten contra Babilonia a los arqueros, a todos los que tensan el arco; acampen a su alrededor y que no escape ninguno. Retribúyanle según sus obras, hagan con ella como hizo con otros. Porque ella ha desafiado al Señor, al Santo de Israel.


»Pero usted, Belsasar, siendo su hijo, no se humilló a pesar de saber todo esto.


Después de eso, Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y dijeron: —Así dice el Señor, Dios de Israel: “Deja ir a mi pueblo para que celebre en el desierto una fiesta en mi honor”.


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