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Ester 3:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 Si le parece bien, emita Su Majestad un decreto para aniquilarlos y yo depositaré en manos de los administradores diez mil talentos de plata para el tesoro real.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Si place al rey, decrete que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata a los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Si al rey le agrada, emita un decreto para destruirlos, y yo donaré diez mil bolsas grandes de plata a los administradores del imperio para que los depositen en la tesorería del reino».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 Si el rey lo estima conveniente, demos la orden de exterminarlos y yo daré a los funcionarios diez mil talentos de plata para que los depositen en el tesoro real».

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Si parece bien al rey, decrétese su destrucción, y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de quienes manejan la hacienda° para que los ingresen en los tesoros del rey.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Si parece bien al rey, que se dicte un decreto para exterminarlos; y yo entregaré diez mil talentos de plata en manos de los funcionarios de la hacienda para ponerlos en el erario del rey'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

9 Si le place al rey, escríbase que sean destruidos; y yo pesaré diez mil talentos de plata en manos de los que manejan la hacienda, para que sean traídos a los tesoros del rey.

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Ester 3:9
7 Referencias Cruzadas  

Abraham se puso de acuerdo con Efrón y en presencia de los hititas le pagó lo convenido: cuatrocientos siclos de plata, de acuerdo con el peso corriente entre los comerciantes.


Entonces el rey se quitó el anillo que llevaba su sello y se lo dio a Amán, hijo de Hamedata, descendiente de Agag y enemigo de los judíos.


Entonces Amán dijo al rey Asuero: —Hay cierto pueblo disperso y separado entre los pueblos de todas las provincias del reino, cuyas leyes y costumbres son diferentes de las de todos los demás. ¡No obedecen las leyes del reino y a Su Majestad no le conviene tolerarlos!


Mardoqueo contó todo lo que le había sucedido, mencionando incluso la cantidad exacta de dinero que Amán había prometido pagar al tesoro real por la aniquilación de los judíos.


Porque a mí y a mi pueblo se nos ha vendido para exterminio, muerte y aniquilación. Si solo se nos hubiera vendido como esclavos, yo me habría quedado callada, pues tal angustia no sería motivo suficiente para inquietar a Su Majestad.


Pero algunos astrólogos se presentaron ante el rey y acusaron a los judíos:


Al comenzar a hacerlo, se presentó uno que le debía diez mil monedas de oro.


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