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Ester 3:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 Todos los servidores de palacio asignados a la puerta del rey se postraban ante Amán, y le rendían homenaje, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se postraba ante él ni le rendía homenaje.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey se arrodillaban y se inclinaban ante Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo ni se arrodillaba ni se humillaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Todos los funcionarios del rey se inclinaban ante Amán en señal de respeto cada vez que él pasaba porque el rey lo había ordenado; pero Mardoqueo se negó a inclinarse ante él o a rendirle homenaje.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Por orden del rey, todos sus subordinados, responsables del servicio de la Puerta, tenían que arrodillarse y agacharse ante él. Pero Mardoqueo se negó a arrodillarse y a agacharse.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y todos los súbditos del rey que estaban en la puerta real se inclinaban y se postraban ante Amán, porque el rey así lo había dispuesto. Pero Mardoqueo no se inclinaba ni se postraba ante él.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Todos los servidores del rey que estaban en la puerta real se arrodillaban y se postraban ante Amán, pues así lo había mandado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni se postraba.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Y todos los siervos del rey que estaban a la puerta del rey, se arrodillaban e inclinaban a Amán, porque así lo había mandado el rey; pero Mardoqueo, ni se arrodillaba ni se humillaba.

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Ester 3:2
15 Referencias Cruzadas  

Después lo invitó a subirse al carro reservado para el segundo en autoridad y ordenó que gritaran: «¡Inclínense!». Fue así como el faraón puso a José al frente de todo el territorio de Egipto.


Mientras las vírgenes se volvían a reunir, Mardoqueo permanecía sentado a la puerta del rey.


En aquellos días, mientras Mardoqueo seguía sentado a la puerta del rey, Bigtán y Teres, los dos eunucos del rey, miembros de la guardia, se enojaron y tramaron el asesinato del rey Asuero.


En la ciudad de Susa vivía un judío de la tribu de Benjamín, llamado Mardoqueo, hijo de Yaír, hijo de Simí, hijo de Quis,


Después de estos acontecimientos, el rey Asuero honró a Amán, hijo de Hamedata, el descendiente de Agag, ascendiéndolo a un puesto más alto que el de todos los demás nobles que estaban con él.


Entonces los servidores de palacio asignados a la puerta del rey preguntaron a Mardoqueo: «¿Por qué desobedeces la orden del rey?».


Cuando Amán se dio cuenta de que Mardoqueo no se postraba ante él ni le rendía homenaje, se enfureció.


Amán salió aquel día muy contento y de buen humor; pero, cuando vio a Mardoqueo en la puerta del rey y notó que no se levantaba ni temblaba ante su presencia, se llenó de ira contra él.


que desprecia al que Dios reprueba, pero honra al que teme al Señor; al que cumple lo prometido aunque salga perjudicado;


Entonces el Señor dijo a Moisés: «Pon esto por escrito en un rollo para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas».


Y exclamó: «porque levantó su mano contra el trono del Señor, la guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación».


Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.


Por eso, cuando el Señor tu Dios te dé la victoria sobre todas las naciones enemigas que rodean la tierra que él te da como herencia, borrarás para siempre el recuerdo de los descendientes de Amalec. ¡No lo olvides!


para que ante el nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra,


Así que ve y ataca a los amalecitas ahora mismo. Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos, toros y ovejas, camellos y asnos”».


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