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Esdras 4:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Pero Zorobabel, Jesúa y los demás jefes de las familias de Israel les respondieron: —No podemos permitir que ustedes se unan a nosotros en la reconstrucción del templo de nuestro Dios. Nosotros solos nos encargaremos de reedificar el templo para el Señor, Dios de Israel, tal como lo decretó Ciro, rey de Persia.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Zorobabel, Jesúa, y los demás jefes de casas paternas de Israel dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Zorobabel, Jesúa y los otros líderes de Israel respondieron: —De ninguna manera pueden tomar parte en esta obra. Nosotros solos construiremos el templo para el Señor, Dios de Israel, tal como nos ordenó Ciro, rey de Persia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel les respondieron: '¡No tenemos que construir junto con ustedes un Templo para nuestro Dios. Nosotros solos construiremos para Yavé Dios de Israel, tal como nos lo ordenó Ciro, rey de Persia!'

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Pero Zorobabel, Jesúa, y los demás cabezas paternas de Israel les respondieron: Nada tenéis que ver con nosotros° para que edifiquéis Casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos construiremos para YHVH, Dios de Israel, como nos ordenó Ciro rey de Persia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Pero Zorobabel, Josué y los demás jefes de familia de Israel les respondieron: 'No podéis colaborar con nosotros para edificar un templo a nuestro Dios, sino que hemos de ser nosotros solos quienes lo edifiquemos en honor de Yahveh, Dios de Israel, pues así lo dispuso Ciro, rey de Persia '.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

3 Pero Zorobabel, y Jesúa y los demás cabezas de los padres de Israel les dijeron: No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová, el Dios de Israel, como nos mandó el rey Ciro, rey de Persia.

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Esdras 4:3
16 Referencias Cruzadas  

En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor movió el espíritu del rey para que promulgara un decreto en todo su reino y así se cumpliera la palabra del Señor por medio del profeta Jeremías. Tanto oralmente como por escrito, el rey decretó lo siguiente:


En el primer año del reinado de Ciro, rey de Persia, el Señor movió el espíritu del rey para que promulgara un decreto en todo su reino y así se cumpliera la palabra del Señor por medio del profeta Jeremías. Tanto oralmente como por escrito, el rey decretó lo siguiente:


«Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: »El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá.


Por tanto, cualquiera que pertenezca a Judá, suba a Jerusalén a construir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que habita en Jerusalén; y que Dios lo acompañe.


Zorobabel, hijo de Salatiel, y Jesúa, hijo de Josadac, junto con el resto de sus parientes, que eran sacerdotes, y con los levitas y con todos los que habían regresado del cautiverio, comenzaron la reconstrucción del templo de Dios en el mes segundo del segundo año de haber llegado a Jerusalén. A los levitas mayores de veinte años les encomendaron la tarea de supervisar las obras del templo del Señor.


Yo contesté: —El Dios del cielo nos concederá salir adelante. Nosotros, sus siervos, vamos a comenzar la reconstrucción. Ustedes no tienen autoridad ni derecho, ni son parte de la historia de Jerusalén.


Yo digo de Ciro: “Él es mi pastor; él cumplirá todos mis deseos; dispondrá que Jerusalén sea reconstruida y que se pongan los cimientos del Templo”».


Por causa de Jacob mi siervo, de Israel mi escogido, te llamo por tu nombre y te confiero un título de honor, aunque tú no me conoces.


¡Presten atención! Yo los envío como ovejas en medio de lobos. Por tanto, sean astutos como serpientes y sencillos como palomas.


Entonces, como los judíos no se relacionaban con los samaritanos, la mujer respondió: —¿Cómo se te ocurre pedirme agua, si tú eres judío y yo soy samaritana?


No tienes arte ni parte en este asunto, porque no eres íntegro delante de Dios.


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