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Daniel 8:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 Me quedé observando cómo el carnero atacaba hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. Ningún animal podía hacerle frente ni había tampoco quien pudiera librarse de su poder. El carnero hacía lo que quería y cada vez cobraba más fuerza.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 El carnero embestía todo lo que encontraba a su paso hacia el occidente, el norte y el sur. Nadie podía hacerle frente ni ayudar a sus víctimas. El carnero hacía lo que quería y se hizo muy poderoso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Vi al carnero que daba cornadas al oeste, al norte y al sur; ningún animal podía resistirle ni nada podía escapársele. Hacía lo que quería y se volvió poderoso.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía estar en pie delante de él, ni había quien escapara de su poder, y hacía conforme a su voluntad y se engrandecía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Vi que el carnero daba cornadas al oeste, al norte y al sur. Ningún animal podía resistirle y nadie podía librarse de su poder. Actuaba a su capricho y así se hizo grande.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

4 Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía mantenerse de pie delante de él, ni había quien librara de su mano; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía.

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Daniel 8:4
18 Referencias Cruzadas  

Sedequías, hijo de Quenaná, que se había hecho unos cuernos de hierro, anunció: «Así dice el Señor: “Con estos cuernos atacarás a los arameos hasta aniquilarlos”».


¡Tú bien sabes que no soy culpable y que de tus manos no tengo escapatoria!


Por ti derrotamos a nuestros enemigos; en tu nombre aplastamos a nuestros agresores.


»Ustedes que se olvidan de Dios, consideren lo que he dicho; de lo contrario, los haré pedazos, y no habrá nadie que los salve.


De lo contrario, me devorarán como leones; me despedazarán y no habrá quien me libre.


Por cuanto han empujado con el costado y con el hombro, y han atacado a cornadas a las más débiles, hasta dispersarlas,


El ejército invasor hará lo que quiera hacer, pues nadie podrá hacerle frente; se establecerá en la Hermosa Tierra y tendrá el poder para destruirla.


»”El rey hará lo que mejor le parezca. Se exaltará a sí mismo, se creerá superior a todos los dioses, y dirá cosas contra el Dios de dioses que nadie antes se atrevió a decir. Su éxito durará mientras la ira de Dios no llegue a su colmo, aunque lo que ha de suceder sucederá.


Gracias a la autoridad que Dios le dio, ante él temblaban de miedo todos los pueblos, naciones y gente de toda lengua. A quien él quería matar, lo mandaba matar; a quien quería perdonar, lo perdonaba; si quería promover a alguien, lo promovía; y, si quería humillarlo, lo humillaba.


Esa misma noche fue asesinado Belsasar, rey de los babilonios,


»La segunda bestia que vi se parecía a un oso. Se levantaba sobre uno de sus costados y entre sus fauces tenía tres costillas. A esta bestia se le dijo: “¡Levántate y come carne hasta que te hartes!”.


Yo vi cómo se acercó enfurecido, lo golpeó y le rompió los dos cuernos. El carnero no pudo hacerle frente, pues el macho cabrío lo derribó y lo pisoteó. Nadie pudo librar al carnero del poder del macho cabrío.


El remanente de Jacob será, entre las naciones, en medio de muchos pueblos, como un león entre los animales del bosque, como un leoncillo entre las ovejas del rebaño, que al pasar las pisotea y las desgarra sin que nadie pueda rescatarlas.


José es majestuoso como primogénito de toro; ¡poderoso como un toro salvaje! Con sus cuernos atacará a las naciones, hasta arrinconarlas en los confines del mundo. ¡Tales son las decenas de millares de Efraín, los millares de Manasés!».


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