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Daniel 8:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

3 Me fijé y vi ante mí un carnero con sus dos cuernos. Estaba junto al río y tenía cuernos largos. Uno de ellos era más largo y le había salido después.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro; y el más alto creció después.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando levanté los ojos, vi un carnero con dos cuernos largos, de pie junto al río. Uno de los cuernos era más largo que el otro, a pesar de que le había crecido después.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Al levantar los ojos vi a un carnero con dos cuernos que estaba de pie frente al torrente. Los dos cuernos eran grandes pero uno sobrepasaba al otro, y el más grande fue el último en despuntar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Alcé la vista, y he aquí un carnero en pie frente al río; tenía dos cuernos, y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro, y el más alto había crecido después que el otro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Alcé los ojos, miré, y he aquí que había un carnero delante del río. Tenía dos cuernos. Los dos eran altos; pero uno más que el otro; el más alto había despuntado el último.

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Daniel 8:3
25 Referencias Cruzadas  

El carnero de dos cuernos que has visto simboliza a los reyes de Media y de Persia.


levanté los ojos y vi ante mí a un hombre vestido de tela de lino con un cinturón de oro proveniente de Ufaz.


Alcé de nuevo la vista y vi ante mí cuatro carros de guerra que salían de entre dos montañas, las cuales eran de bronce.


Alcé la vista y vi ante mí dos mujeres que salían batiendo sus alas al viento. Tenían alas como de cigüeña y alzaron el recipiente entre la tierra y el cielo.


Entonces el ángel que hablaba conmigo salió y me dijo: «Alza la vista y fíjate en esto que ha aparecido».


Alcé otra vez la vista y vi ante mí un rollo que volaba.


Alcé la vista y vi ante mí un hombre que tenía en la mano un cordel de medir.


Alcé la vista y vi ante mí cuatro cuernos.


»La segunda bestia que vi se parecía a un oso. Se levantaba sobre uno de sus costados y entre sus fauces tenía tres costillas. A esta bestia se le dijo: “¡Levántate y come carne hasta que te hartes!”.


Fue así como Daniel prosperó durante los reinados de Darío y de Ciro el Persa.


y Darío el meda se apoderó del reino cuando tenía sesenta y dos años.


»Después surgirá otro reino inferior al suyo. Luego vendrá un tercer reino, que será de bronce y dominará sobre toda la tierra.


»¡Afilen las flechas! ¡Ármense con escudos! El Señor ha incitado el espíritu de los reyes de los medos para destruir a Babilonia. Esta es la venganza del Señor, la venganza por su Templo.


Yo digo de Ciro: “Él es mi pastor; él cumplirá todos mis deseos; dispondrá que Jerusalén sea reconstruida y que se pongan los cimientos del Templo”».


Una visión terrible me ha sido revelada: el traidor traiciona, el destructor destruye. ¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media! Pondré fin a todo su gemido.


¡Miren! Yo incito contra ellos a los medos, pueblo al que no le importa la plata ni se deleita en el oro.


En el tercer año de su reinado ofreció un banquete para todos sus nobles y oficiales, al que asistieron los líderes militares de Persia y Media, y también los príncipes y los nobles de las provincias.


Y hasta llegaron a sobornar a algunos de los consejeros para impedirles llevar a cabo sus planes. Esto sucedió durante todo el reinado de Ciro, rey de Persia, y hasta el reinado de Darío, que también fue rey de Persia.


«Esto es lo que ordena Ciro, rey de Persia: »El Señor, Dios del cielo, que me ha dado todos los reinos de la tierra, me ha encargado que le construya un templo en la ciudad de Jerusalén, que está en Judá.


David alzó la vista y vio que el ángel del Señor estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano que apuntaba hacia Jerusalén. Entonces David y los jefes, vestidos de luto, se postraron sobre su rostro.


Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó: —¿Es usted de los nuestros o del enemigo?


Cuando Balán alzó la vista y vio a Israel acampando por tribus, el Espíritu de Dios vino sobre él;


Entonces vi en medio de los cuatro seres vivientes, del trono y los ancianos, a un Cordero que estaba de pie y parecía haber sido sacrificado. Tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete espíritus de Dios enviados por toda la tierra.


Después vi que de la tierra subía otra bestia. Tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como dragón.


En ella me veía en la ciudad de Susa, en la provincia de Elam, junto al río Ulay.


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