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Daniel 3:1 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

1 El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro, de sesenta codos de alto por seis codos de ancho, y mandó que la colocaran en los llanos de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro cuya altura era de sesenta codos, y su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro que medía veintisiete metros de altura y dos metros y medio de ancho y la levantó sobre la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de treinta metros de alto por tres metros de ancho y la colocó en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de sesenta codos de altura y seis codos de ancho, y la hizo levantar en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro de sesenta codos de altura por seis codos de anchura y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

1 El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, la altura de la cual era de sesenta codos, su anchura de seis codos; la levantó en el campo de Dura, en la provincia de Babilonia.

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Daniel 3:1
29 Referencias Cruzadas  

Después de buscar consejo, el rey hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: «¡Israelitas, no es necesario que sigan subiendo a Jerusalén! Aquí están sus dioses, que los sacaron de Egipto».


El rey Asuero, que reinó sobre ciento veintisiete provincias que se extendían desde la India hasta Cus,


Los ídolos de las naciones son de plata y oro, producto de manos humanas.


No hagan dioses de plata o de oro para adorarlos como a mí.


Volvió entonces Moisés para hablar con el Señor y le dijo: —¡Qué pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses de oro!


En aquel día la gente arrojará a los topos y murciélagos los ídolos de plata y oro que había fabricado para adorarlos.


Entonces profanarás tus ídolos enchapados en plata y tus imágenes revestidas de oro; los arrojarás como trapo impuro y les dirás: «¡Fuera de aquí!».


Algunos derrochan oro de sus bolsas y pesan plata en la balanza; contratan a un joyero para que les haga un dios y ante ese dios se postran para adorarlo.


De Tarsis se trae plata laminada, y de Ufaz se importa oro. Los ídolos, vestidos de color azul y carmesí, son obra de artífices y orfebres; ¡todos ellos son obra de artesanos!


¿Acaso puede el hombre hacer sus propios dioses? ¡Pero si no son dioses!».


Luego el rey puso a Daniel en un puesto prominente y lo colmó de regalos; lo nombró gobernador de toda la provincia de Babilonia y jefe de todos sus sabios.


Además, a solicitud de Daniel, el rey nombró a Sadrac, Mesac y Abednego administradores de la provincia de Babilonia. Daniel, por su parte, permaneció en la corte real.


Nabucodonosor dijo: —Ustedes tres, ¿es verdad que no honran a mis dioses ni adoran la estatua de oro que he mandado erigir?


Después de eso el rey promovió a Sadrac, Mesac y Abednego a un alto puesto en la provincia de Babilonia.


Por el contrario, se ha opuesto al Señor del cielo mandando traer de su Templo las copas para que beban en ellas usted y sus nobles, sus esposas y concubinas. Usted glorificó a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender. Pero no glorificó al Dios en cuyas manos se encuentran su vida y todos sus caminos.


Bebían vino y alababan a los dioses de oro, plata, bronce, hierro, madera y piedra.


Ella no ha reconocido que fui yo quien le dio el grano, el vino nuevo y el aceite. Yo le había multiplicado la plata y el oro, que ella usó para Baal.


Establecen reyes sin mi consentimiento y escogen príncipes sin mi aprobación. Con su plata y con su oro se hacen ídolos para su propia destrucción.


¡Ay del que dice al madero: “Despierta”, y a la piedra muda: “Levántate”! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida.


»Por tanto, siendo descendientes de Dios, no debemos pensar que la divinidad sea como el oro, la plata o la piedra: escultura hecha como resultado del ingenio y de la destreza del ser humano.


Les consta además que el tal Pablo ha logrado persuadir a mucha gente no solo en Éfeso, sino en casi toda la provincia de Asia. Él sostiene que no son dioses los que se hacen con las manos.


Pero tú deberás quemar en el fuego las imágenes de sus dioses. No codicies la plata y el oro que las recubren ni caigas en la trampa de quedarte con ellas, pues eso es algo que aborrece el Señor tu Dios.


El resto de la humanidad, los que no murieron a causa de estas plagas, tampoco se arrepintieron de sus malas acciones ni dejaron de adorar a los demonios y a los ídolos de oro, plata, bronce, piedra y madera, los cuales no pueden ver ni oír ni caminar.


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