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Apocalipsis 10:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

10 Lo tomé de la mano del ángel y me lo comí. Me supo dulce como la miel, pero al comérmelo se me amargaron las entrañas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Entonces tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, ¡y me lo comí! Fue dulce en mi boca, pero cuando lo tragué, se volvió amargo en mi estómago.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Tomé el librito de la mano del ángel y me lo comí; en la boca era dulce como la miel, pero cuando terminé de comerlo se me volvió amargo en el estómago.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y tomé el pequeño rollo de la mano del ángel, y lo devoré; y en mi boca era dulce como miel, pero cuando lo comí, se me amargó el vientre.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Tomé el pequeño rollo de la mano del ángel y lo devoré. Y era en mi boca dulce como la miel; pero cuando lo comí sentí amargor en el vientre.

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Apocalipsis 10:10
9 Referencias Cruzadas  

Luego me dijo: «Hijo de hombre, cómete el rollo que te estoy dando hasta que te sacies». Me lo comí y era tan dulce como la miel.


Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.


¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! ¡Son más dulces que la miel a mi boca!


Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me regocijo en el Señor.


Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.


El Espíritu me levantó y se apoderó de mí. Y me fui amargado y enardecido en mi espíritu, mientras la mano del Señor me sujetaba con fuerza.


La mano abrió ante mis ojos el rollo. Estaba escrito por ambos lados; contenía lamentos, quejidos y dolores.


Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el rollo. Él me dijo: «Tómalo y cómetelo. Te amargará las entrañas, pero en la boca te sabrá dulce como la miel».


Entonces me ordenó: «Tienes que volver a profetizar acerca de muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes».


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