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2 Samuel 20:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 Entonces todos los israelitas abandonaron a David y siguieron a Sabá, hijo de Bicrí. Los de Judá, por su parte, se mantuvieron fieles a su rey y lo acompañaron desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Así todos los hombres de Israel abandonaron a David, siguiendo a Seba hijo de Bicri; mas los de Judá siguieron a su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Así que todos los hombres de Israel abandonaron a David y siguieron a Seba, hijo de Bicri. Pero los hombres de Judá se quedaron con su rey y lo escoltaron desde el río Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Todos los hombres de Israel abandonaron entonces a David y siguieron a Sebá, hijo de Bicri, mientras que los de Judá se quedaron con el rey y lo acompañaron desde el Jordán hasta Jerusalén.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Entonces todos los hombres de Israel dejaron de seguir a David° y siguieron a Seba ben Bicri. Pero los hombres de Judá siguieron fielmente a su rey desde el Jordán hasta Jerusalem.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Todos los de Israel se apartaron de David para seguir a Seba, hijo de Bicrí, mientras los de Judá siguieron con su rey desde el Jordán hasta Jerusalén.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 Así se fueron de en pos de David todos los hombres de Israel, y seguían a Seba, hijo de Bicri; mas los de Judá permanecieron fieles a su rey, desde el Jordán hasta Jerusalén.

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2 Samuel 20:2
12 Referencias Cruzadas  

de modo que el rey emprendió el viaje y llegó hasta el Jordán. Los de Judá se dirigieron entonces a Guilgal para encontrarse con el rey y acompañarlo a cruzar el río.


Por allí se encontraba un malvado que se llamaba Sabá, hijo de Bicrí, que era benjamita. Dando un toque de trompeta, se puso a gritar: «¡Pueblo de Israel, todos a sus casas, pues no tenemos parte con David ni herencia con el hijo de Isaí!».


Yo no he venido a eso, sino a capturar a un hombre llamado Sabá, hijo de Bicrí. Es de la región montañosa de Efraín y se ha sublevado contra el rey David. Si me entregan a ese hombre, me retiro de la ciudad. —Muy bien —respondió la mujer—. Desde la muralla arrojaremos su cabeza.


Cuando el rey David llegó a su palacio en Jerusalén, sacó a las diez concubinas que había dejado a cargo del palacio y las puso bajo vigilancia. Siguió manteniéndolas, pero no volvió a acostarse con ellas. Hasta el día de su muerte, quedaron encerradas y viviendo como si fueran viudas.


Cuando los israelitas se enteraron de que Jeroboán había regresado, mandaron a llamarlo para que se presentara ante la asamblea y lo proclamaron rey de todo Israel. No hubo quien se mantuviera leal a la familia de David, con la sola excepción de la tribu de Judá.


Sin embargo, Roboán siguió reinando sobre los israelitas que vivían en las ciudades de Judá.


Una quimera es la gente de humilde cuna, y una mentira la gente de alta alcurnia; si se les pusiera juntos en la balanza, pesarían menos que un soplo.


Iniciar una pelea es romper una represa; vale más retirarse que comenzarla.


Cuando él llegó y vio las evidencias de la gracia de Dios, se alegró y animó a todos a hacerse el firme propósito de permanecer fieles al Señor,


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