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2 Reyes 22:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

9 fue e informó al rey: —Sus servidores han recogido el dinero que estaba en el Templo del Señor y se lo han entregado a los trabajadores y a los supervisores.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

9 Viniendo luego el escriba Safán al rey, dio cuenta al rey y dijo: Tus siervos han recogido el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en poder de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

9 Safán fue a ver al rey y le informó: «Tus funcionarios han entregado el dinero recaudado en el templo del Señor a los trabajadores y a los supervisores del templo».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

9 El secretario Safán fue luego a ver al rey y le entregó un informe, diciéndole: 'Tus servidores reunieron el dinero que estaba en la Casa y se lo entregaron a los obreros encargados de la casa de Yavé'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

9 Y el escriba Safán fue al rey, y trajo respuesta al rey, diciendo: Tus siervos han sacado la plata que se halló en la Casa, y la han entregado en mano de los obreros que reparan la Casa de YHVH.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

9 Se presentó luego Safán, el secretario, al rey para darle cuenta de las obras y le dijo: 'Tus servidores han recogido el dinero que había en el templo y lo han puesto en manos de los capataces encargados de las obras del templo de Yahveh'.

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2 Reyes 22:9
13 Referencias Cruzadas  

Entonces llamaron al rey y salió a recibirlos Eliaquín, hijo de Jilquías, que era el administrador del palacio, junto con el cronista Sebna y el secretario Joa hijo de Asaf.


El cronista Safán también informó al rey que el sumo sacerdote Jilquías le había entregado un libro, el cual leyó en su presencia.


y dio esta orden a Jilquías el sacerdote, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Micaías, a Safán el cronista, y a Asaías, su ministro personal:


En el año dieciocho de su reinado, el rey Josías mandó a su cronista Safán, hijo de Asalías y nieto de Mesulán, que fuera al Templo del Señor. Le dijo:


El sumo sacerdote Jilquías dijo al cronista Safán: «He encontrado el libro de la Ley en el Templo del Señor». Entonces se lo entregó a Safán y este, después de leerlo,


Nabucodonosor, rey de Babilonia, nombró a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, para gobernar a la gente que había dejado en Judá.


Sin embargo, Ajicán, hijo de Safán, protegió a Jeremías y no permitió que cayera en manos del pueblo ni que lo mataran.


La carta fue enviada por medio de Elasá, hijo de Safán, y de Guemarías, hijo de Jilquías, a quienes Sedequías, rey de Judá, había enviado al rey Nabucodonosor, rey de Babilonia. Esta decía:


mandaron sacar a Jeremías del patio de la guardia. Se lo confiaron a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, para que lo llevaran de vuelta a su casa. Así Jeremías se quedó a vivir en medio del pueblo.


Todos los judíos que estaban en Moab, Amón y Edom, y en todos los otros países, se enteraron también de que el rey de Babilonia había dejado un remanente en Judá, y que había nombrado como gobernador a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán.


Ismael, hijo de Netanías, se levantó con los diez hombres que lo acompañaban e hirió a filo de espada a Guedalías, hijo de Ajicán y nieto de Safán, quitándole la vida. Así hicieron con quien había sido nombrado gobernador del país por el rey de Babilonia.


Setenta ancianos israelitas estaban de pie frente a los ídolos, rindiéndoles culto. Entre ellos se encontraba Jazanías, hijo de Safán. Cada uno tenía en la mano un incensario, de ellos subía una fragante nube de incienso.


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