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1 Samuel 2:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

2 »Nadie es santo como el Señor; no hay roca como nuestro Dios. ¡No hay nadie como él!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 ¡Nadie es santo como el Señor! Aparte de ti, no hay nadie; no hay Roca como nuestro Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 No hay otro Santo que Yavé, nadie hay fuera de ti ni otra roca fuera de nuestro Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Nadie hay sagrado como YHVH, Porque no hay nadie como Tú, Ni hay Roca como el Dios nuestro.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 No hay santo como Yahveh, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

2 No hay santo como Jehová: Porque no hay ninguno fuera de ti; y no hay Roca como nuestro Dios.

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1 Samuel 2:2
37 Referencias Cruzadas  

es mi Dios, la roca en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite! Él es mi protector y mi salvación. ¡Tú me salvaste de la violencia!


Pues ¿quién es Dios sino el Señor? ¿Quién es la Roca sino nuestro Dios?


»¡Qué grande eres, mi Señor y Dios! Nosotros mismos hemos aprendido que no hay nadie como tú y que aparte de ti no hay Dios.


y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.


Pagó el precio del rescate de su pueblo y estableció su pacto para siempre. Su nombre es santo y temible.


El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, la roca en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!


Pues ¿quién es Dios sino el Señor? ¿Quién es la Roca sino nuestro Dios?


Oh Dios, tú has hecho grandes cosas; tu justicia llega a las alturas. ¿Quién como tú, oh Dios?


Sé tú mi roca de refugio adonde pueda yo siempre acudir; da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza.


¿A quién tengo en el cielo sino a ti? Si estoy contigo, ya nada quiero en la tierra.


No hay, Señor, entre los dioses otro como tú ni hay obras semejantes a las tuyas.


¿Quién en los cielos es comparable al Señor? ¿Quién como él entre los seres celestiales?


¿Quién como tú, Señor Dios de los Ejércitos, rodeado de poder y de fidelidad?


Sea alabado su nombre grandioso e imponente: ¡él es santo!


¡Exalten al Señor nuestro Dios! ¡Póstrense ante el estrado de sus pies! ¡Él es santo!


¡Exalten al Señor nuestro Dios! ¡Póstrense ante su santo monte! ¡Santo es el Señor nuestro Dios!


¿Quién, Señor, se te compara entre los dioses? ¿Quién se te compara en grandeza y santidad? Tú, Hacedor de maravillas, nos impresionas con tus portentos.


¿Con quién compararán a Dios? ¿Con qué imagen lo representarán?


»Así dice el Señor, el Señor de los Ejércitos, Rey y Redentor de Israel: “Yo soy el Primero y el Último; fuera de mí no hay otro dios.


No tiemblen ni se asusten. ¿Acaso no lo anuncié y predije hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna”».


Porque lo dice el Alto y Excelso, el que vive para siempre, cuyo nombre es Santo: «Yo habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para reanimar el espíritu de los humildes y alentar el corazón de los quebrantados.


Y se decían el uno al otro: «Santo, santo, santo es el Señor de los Ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria».


¡No hay nadie como tú, Señor! ¡Grande eres tú! ¡Grande y poderoso es tu nombre!


Yo soy el Señor su Dios, así que conságrense y manténganse santos, porque yo soy santo. No se hagan impuros por causa de los animales que se arrastran.


Yo soy el Señor, que los sacó de la tierra de Egipto para ser su Dios. Sean, pues, santos, porque yo soy santo.


que hablara con toda la asamblea de los israelitas y dijera: «Sean santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo.


De hecho, todo lo que se escribió en el pasado se escribió para enseñarnos, a fin de que alentados por las Escrituras, perseveremos en mantener nuestra esperanza.


¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!».


«Tú, Señor y Dios, has comenzado a mostrarle a tu siervo tu grandeza y tu poder; pues ¿qué dios hay en el cielo o en la tierra capaz de hacer las obras y los prodigios que tú realizas?


«Les voy a dar la espalda» —dijo—, «a ver en qué terminan; son una generación perversa, ¡son unos hijos infieles!


»¡Vean ahora que yo soy único! No hay otro dios fuera de mí. Yo doy la muerte y devuelvo la vida, causo heridas y doy sanidad. Nadie puede librarse de mi mano.


Él es la Roca, sus obras son perfectas, y todos sus caminos son justos. Dios es fiel; no practica la injusticia. Él es recto y justo.


A ustedes se les ha mostrado todo esto para que sepan que el Señor es Dios y que no hay otro fuera de él.


Reconozcan y consideren seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra; no hay otro.


pues está escrito: «Sean santos, porque yo soy santo».


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