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1 Juan 4:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

4 Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Pero ustedes, mis queridos hijos, pertenecen a Dios. Ya lograron la victoria sobre esas personas, porque el Espíritu que vive en ustedes es más poderoso que el espíritu que vive en el mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Ustedes, hijitos, son de Dios, y ya han logrado la victoria sobre esa gente, pues el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Hijitos, vosotros procedéis de Dios, y los habéis vencido, pues mayor es el que está en vosotros° que el que está en el mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Vosotros, hijitos, sois de Dios y los habéis vencido. Porque es mayor el que está en vosotros que el que está en el mundo.

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1 Juan 4:4
28 Referencias Cruzadas  

¿Qué diremos frente a esto? Si Dios está de nuestra parte, ¿quién puede estar en contra nuestra?


porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe.


Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.


Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, en Dios permanece y Dios en él.


Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que procede de Dios para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido.


Sabemos que somos hijos de Dios y que el mundo entero está bajo el control del maligno.


De esta forma sabemos que permanecemos en él y que él permanece en nosotros: porque nos ha dado de su Espíritu.


Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor.


para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor,


Ellos lo han vencido por medio de la sangre del Cordero y por el mensaje del cual dieron testimonio; no valoraron tanto su vida como para evitar la muerte.


El que obedece sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. ¿Cómo sabemos que él permanece en nosotros? Por el Espíritu que nos dio.


El juicio de este mundo ha llegado ya y el príncipe de este mundo va a ser expulsado.


yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.


Nosotros somos de Dios y todo el que conoce a Dios nos escucha; pero el que no es de Dios no nos escucha. Así distinguimos entre el Espíritu de la verdad y el espíritu del engaño.


¿En qué concuerdan el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos templo del Dios viviente. Como él ha dicho: «Viviré con ellos y caminaré entre ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo».


Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les he escrito a ustedes, queridos hijos, porque han conocido al Padre.


«Los alimentos son para el estómago y el estómago para los alimentos»; así es, y Dios los destruirá a ambos. Pero el cuerpo no es para la inmoralidad sexual, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo.


en los cuales andaban conforme a los poderes de este mundo. Se conducían según el que gobierna los aires, según el espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.


y en cuanto al juicio, porque el príncipe de este mundo ya ha sido juzgado.


El dios de este mundo ha cegado la mente de estos incrédulos, para que no vean la luz del glorioso evangelio de Cristo, el cual es la imagen de Dios.


Ya no hablaré más con ustedes, porque viene el príncipe de este mundo. Él no tiene ningún dominio sobre mí,


Mis queridos hijos, escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre a un intercesor, a Jesucristo, el Justo.


aunque nuestro corazón nos condene, Dios es más grande que nuestro corazón y lo sabe todo.


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