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1 Juan 2:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

20 Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Pero ustedes no son así, porque el Santo les ha dado su Espíritu, y todos ustedes conocen la verdad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Pero ustedes tienen esa unción que viene del Santo, por lo que todos tienen ya conocimiento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y todos vosotros lo sabéis.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Vosotros, en cambio, tenéis unción recibida del Santo, y todos tenéis conocimiento.

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1 Juan 2:20
28 Referencias Cruzadas  

Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y les hará recordar todo lo que he dicho.


En cuanto a ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes y no necesitan que nadie les enseñe. Esa unción es verdadera —no es falsa— y les enseña todas las cosas. Permanezcan en él tal y como él les enseñó.


El Espíritu del Señor y Dios está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar libertad a los cautivos y la liberación de los prisioneros,


Los malvados nada entienden de la justicia; los que buscan al Señor lo entienden todo.


Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con aceite mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.


Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.


Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir.


Has amado la justicia y odiado la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría, te prefirió a ti por encima de tus compañeros».


De esta forma sabemos que permanecemos en él y que él permanece en nosotros: porque nos ha dado de su Espíritu.


Tú amas la justicia y odias la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ungió con aceite de alegría, te prefirió a ti por encima de tus compañeros.


Rechazaron al Santo y Justo, y pidieron que se indultara a un asesino.


«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas noticias a los pobres. Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos y dar vista a los ciegos, a poner en libertad a los oprimidos,


—¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!


Me has dado las fuerzas de un toro salvaje; me has ungido con el mejor aceite.


Por tu fidelidad, Dios mío, te alabaré con la lira; te cantaré, oh Santo de Israel, salmos con el arpa.


Cada uno de ellos tenía seis alas y estaba cubierto de ojos, por encima y por debajo de las alas. De día y de noche repetían sin cesar: «Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era y que es y que ha de venir».


»Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia: »Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, el que cierra y nadie puede abrir:


Ya no tendrá nadie que enseñar a su prójimo; tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán.


En cambio, el que es espiritual lo juzga todo, aunque él mismo no está sujeto al juicio de nadie, porque


—¡Ah! ¿Por qué te entrometes, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quién eres tú: ¡el Santo de Dios!


Yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador; yo he entregado a Egipto como precio por tu rescate, a Cus y a Seba en tu lugar.


No me abandonarás en los dominios de la muerte; no permitirás que sufra corrupción tu siervo fiel.


Ya nadie tendrá que enseñar a su prójimo; tampoco dirá nadie a su hermano: “¡Conoce al Señor!”, porque todos, desde el más pequeño hasta el más grande, me conocerán», afirma el Señor. «Porque yo perdonaré su iniquidad y nunca más me acordaré de sus pecados».


Él respondió: —A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del reino de los cielos; pero a ellos no.


Aunque ustedes ya saben muy bien todo esto, quiero recordarles que el Señor, después de liberar de la tierra de Egipto a su pueblo, destruyó a los que no creían.


De las ofrendas puestas al fuego ante el Señor, esa es la porción consagrada para Aarón y sus hijos desde el día en que Moisés se los presentó al Señor como sacerdotes.


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