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Números 12:3 - La Palabra (versión española)

3 Moisés era un hombre muy humilde; no había sobre la tierra otro más humilde que él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 (Ahora bien, Moisés era muy humilde, más que cualquier otra persona en la tierra).

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Ahora bien, Moisés era un hombre muy humilde. No había nadie más humilde que él en la faz de la tierra.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 (Y aquel varón Moisés era muy manso, más que todos los hombres que había sobre la faz de la tierra.)

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Moisés era un hombre muy humilde, más que cualquier otro hombre de sobre la faz de la tierra.

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Números 12:3
16 Referencias Cruzadas  

El Señor levanta a los humildes, a los malvados hunde en la tierra.


porque el Señor ama a su pueblo, a los humildes honra con la victoria.


Así que de pronto llamó el Señor a Moisés, a Aarón y a María y les dijo: —¡Acudid vosotros tres a la Tienda del encuentro! Y así lo hicieron.


¡Poned mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón! Así encontraréis descanso para vuestro espíritu,


Decid a Jerusalén, la ciudad de Sion: Mira, tu Rey viene a ti lleno de humildad, montado en un asno, en un pollino, hijo de animal de carga.


Felices los humildes, porque Dios les dará en herencia la tierra.


Por la dulzura y la bondad de Cristo os lo pido yo, Pablo, tan cobarde cuando estoy entre vosotros y tan valiente, en cambio, por carta.


¡Pues no creo valer menos yo que esos superapóstoles!


Si he hablado como un insensato, vosotros me forzasteis a ello. En realidad, os correspondía a vosotros dar la cara por mí, pues aunque no soy nada, en nada soy inferior a esos superapóstoles.


Y aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos habernos presentado con todo el peso de la autoridad, preferimos comportarnos entre vosotros con dulzura, como una madre que cuida de sus hijos.


Si entre vosotros alguien se precia de sabio o inteligente, demuestre con su buena conducta su amabilidad y su sabiduría.


cuanto el interior, el del corazón: el adorno incorruptible de un espíritu apacible y sereno, que es la auténtica belleza a los ojos de Dios.


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