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Juan 1:1 - La Palabra (versión española)

1 En el principio ya existía la Palabra; y la Palabra estaba junto a Dios y era Dios.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 En el principio la Palabra ya existía. La Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 En el principio era la Palabra, y la Palabra estaba ante Dios, y la Palabra era Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 En un principio° era° el Logos,° y el Logos estaba ante° Dios, y Dios era el Logos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Al principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios.

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Juan 1:1
39 Referencias Cruzadas  

Cuando Dios, en el principio, creó los cielos y la tierra,


Tu trono, como el de Dios, es eterno, es tu cetro real cetro de rectitud.


Pues bien, será el propio Señor quien os dará una señal: Vedla, la joven está embarazada y va a dar a luz un hijo, al que llamará Dios-con-nosotros.


Para aumentar el señorío con una paz sin fronteras sobre el trono de David; lo asentará en todo su territorio con seguridad y firmeza, con justicia y con derecho, desde ahora y para siempre. El celo del Señor del universo piensa ejecutar todo esto.


Una virgen quedará embarazada y dará a luz un hijo, a quien llamarán Emmanuel, que significa: «Dios con nosotros».


Y estaban constantemente en el Templo bendiciendo a Dios.


Y la Palabra se encarnó y habitó entre nosotros; y vimos su gloria, la que le corresponde como Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.


A Dios nadie lo vio jamás; el Hijo único, que es Dios y vive en íntima unión con el Padre, nos lo ha dado a conocer.


Ya en el principio estaba junto a Dios.


Salí del Padre y vine al mundo; ahora dejo el mundo para volver al Padre.


Ahora, pues, Padre, hónrame en tu presencia con aquella gloria que ya compartía contigo antes que el mundo existiera.


Tomás contestó: —¡Señor mío y Dios mío!


Jesús les respondió: —Os aseguro que antes de que Abrahán naciera, existo yo.


son suyos los patriarcas y de ellos, en cuanto hombre, procede Cristo, que es Dios sobre todas las cosas, bendito por siempre. Amén.


y mostrar a todos cómo va cumpliéndose el plan secreto, que desde el principio de los siglos se hallaba escondido en Dios, creador de todas las cosas.


el cual, siendo de condición divina no quiso hacer de ello ostentación,


Cristo es la imagen del Dios invisible, el primogénito de todo lo creado.


Cristo existe desde antes que hubiera cosa alguna, y todo tiene en él su consistencia.


Grande es, sin lugar a dudas, el misterio de nuestra religión: Cristo vino al mundo como ser mortal, el Espíritu dio testimonio de él, lo contemplaron los ángeles, fue anunciado a las naciones, en el mundo le creyeron, Dios lo recibió en su gloria.


mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que estamos esperando: la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.


Jesucristo es siempre el mismo, ayer, hoy y por toda la eternidad.


Aparece sin padre, sin madre, sin antepasados; no se conoce el comienzo ni el término de su vida, y así, a semejanza del Hijo de Dios, su sacerdocio dura por siempre.


Simón Pedro, servidor y apóstol de Jesucristo, a los que, en virtud del poder salvador de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, les ha sido otorgada, lo mismo que a nosotros, una fe de tan alto valor.


Sabemos, en fin, que el Hijo de Dios ha venido y ha iluminado nuestras mentes para que conozcamos al Verdadero. Y nosotros estamos unidos al Verdadero y a su Hijo Jesucristo, que es Dios verdadero y vida eterna.


Porque los testigos son tres:


que ordenaba: —Escribe en un libro todo lo que veas y envíalo a estas siete iglesias: a Éfeso, Esmirna, Pérgamo, Tiatira, Sardes, Filadelfia y Laodicea.


Apenas lo vi, caí fulminado a sus pies; pero él me tocó con su mano derecha y me dijo: —No temas; yo soy el primero y el último.


Y Juan es testigo de que todo lo que ha visto es palabra de Dios y testimonio de Jesucristo.


«Yo soy el Alfa y la Omega —dice el Señor Dios— el que es, el que era y el que está a punto de llegar, el dueño de todo».


Viste un manto empapado en sangre y su nombre es «La Palabra de Dios».


Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna. Esto dice el primero y el último, el que murió, pero ha vuelto a la vida:


Finalmente, me dijo: —¡Ya está hecho! Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al sediento le daré a beber gratis del manantial del agua de la vida.


Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin.


Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:


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