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Joel 1:4 - La Palabra (versión española)

4 Lo que dejó la «devastadora» lo comió la «acaparadora»; lo que dejó la «acaparadora» lo comió la «lamedora», y lo que dejó la «lamedora» lo comió la «devoradora».

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

4 Lo que quedó de la oruga comió el saltón, y lo que quedó del saltón comió el revoltón; y la langosta comió lo que del revoltón había quedado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después de que la oruga devoró las cosechas, ¡el pulgón acabó con lo que quedaba! Luego vino el saltamontes y llegó también la langosta.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Lo que dejó el gusano, lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta, lo devoró el pulgón; lo que dejó el pulgón, lo devoró el grillo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Lo que dejó° la langosta lo comió el saltón, Lo que dejó el saltón lo comió el saltamontes, Y lo que dejó el saltamontes lo comió el cigarrón.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Lo que dejó el grillo lo devoró el saltamontes; lo que dejó el saltamontes lo devoró la langosta; lo que dejó la langosta lo devoró la caballeta.

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Joel 1:4
19 Referencias Cruzadas  

Cuando en el país haya hambre, a causa de la sequía o de plagas de hongos, saltamontes o pulgón; o porque el enemigo asedia las ciudades del país; o por cualquier calamidad o enfermedad;


Cuando en el país haya hambre, a causa de la sequía o de plagas de hongos, de saltamontes o de pulgón, o porque el enemigo asedia las ciudades del país, o por cualquier calamidad o enfermedad,


Cuando yo cierre el cielo para que no llueva, cuando mande a los saltamontes devorar la tierra o envíe una epidemia a mi pueblo,


Habló y acudieron langostas, saltamontes imposibles de contar,


entregó a los saltamontes sus cosechas, a las langostas sus tareas campesinas;


Si te niegas a dejarlo salir, mañana mismo voy a hacer que una plaga de langosta invada tu país.


Cubrirán tu país de tal manera que no se podrá ver el suelo, devorando el resto de la cosecha que se salvó del granizo junto con todos los árboles que crecen en vuestros campos.


Se acumulaba botín lo mismo que langosta, se lanzaban sobre él lo mismo que saltamontes.


El Señor del universo lo jura por su vida: Te he llenado de gente, innumerable como plaga de langosta, que cantarán victoria sobre ti.


Alzad el estandarte sobre la tierra, tocad a rebato entre los pueblos; convocad naciones a una guerra santa contra ella, reclutad reinos contra ella: Ararat, Miní y Asquenaz; designad contra ella un general, enviad caballos como langostas erizadas.


Os compensaré por aquellos años en que todo lo arrasaron la «recolectora», la «lamedora», la «devoradora» y la «devastadora», aquel inmenso ejército que envié contra vosotros.


Os golpeé con tizón y con añublo, agosté vuestros huertos y viñedos; devoró la langosta higueras y olivares; pero seguís sin convertiros a mí, —oráculo del Señor.


Esto me mostró el Señor Dios: comenzaba a crecer la hierba, la que brota a continuación de la que se corta para el rey, cuando [Dios] preparó una plaga de langostas.


Alejaré de vosotros la plaga voraz para que no destruya el fruto de vuestra tierra ni malogre el viñedo de vuestros campos —dice el Señor del universo—.


Sembrarás abundante semilla en el campo, pero cosecharás una miseria, porque la langosta la devorará.


¡Enjambres de langosta devorarán todos los árboles y las cosechas de tu tierra!


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