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Génesis 6:3 - La Palabra (versión española)

3 Entonces el Señor dijo: —No voy a permitir que mi aliento de vida esté en el ser humano para siempre, porque él no es más que un simple mortal. Así que la duración de su vida será de ciento veinte años.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Y dijo Jehová: No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es carne; mas serán sus días ciento veinte años.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Entonces el Señor dijo: «Mi Espíritu no tolerará a los humanos durante mucho tiempo, porque solo son carne mortal. En el futuro, la duración de la vida no pasará de ciento veinte años».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Entonces dijo Yavé: 'No permanecerá para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne. Que su vida no pase los ciento veinte años.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Entonces dijo YHVH: Mi Espíritu no permanecerá° para siempre con el hombre, pues ciertamente él es carne, y sus días serán ciento veinte años.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Dijo entonces Yahveh: 'No permanecerá mi espíritu en el hombre para siempre, porque no es más que carne. Sólo vivirá ciento veinte años'.

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Génesis 6:3
17 Referencias Cruzadas  

los hijos de Dios, viendo que las hijas de los seres humanos eran hermosas, tomaron como mujeres a todas las que quisieron.


Los soportaste durante años, tu espíritu los amonestó por medio de tus profetas, pero ellos no quisieron escuchar; por eso los entregaste a gentes de [otros] países.


Recordaba que eran humanos, un soplo que pasa y no vuelve.


Setenta años dura nuestra vida, durará ochenta si se es fuerte; pero es su brío tarea inútil, pues pronto pasa y desaparecemos.


¿Qué puedo hacer por mi viña que aún no haya hecho? ¿Por qué, si esperaba uvas, ella solo produjo agraces?


No estaré siempre con pleitos, no me irritaré de continuo, pues ante mí sucumbiría el espíritu, el hálito de vida que he creado.


Pero ellos acabaron rebelándose, afligieron su santo espíritu; y él se convirtió en su enemigo, e hizo la guerra contra ellos.


Por eso, así dice el Señor: —Voy a traerles una desgracia de la que no podrán escapar; me llamarán a gritos, pero no pienso escucharlos.


Pues ya se lo advertí solemnemente a vuestros antepasados cuando los hice subir del país de Egipto; y hasta el día de hoy no he dejado de repetir la advertencia: Hacedme caso.


Yo descenderé y hablaré allí contigo; tomaré parte del espíritu que hay en ti y se lo infundiré a ellos; así compartirán contigo la carga del pueblo y no tendrás que llevarla tú solo.


Lo que nace de la carne es carnal; lo que nace del Espíritu es espiritual.


Vosotros, gente testaruda, de corazón empedernido y oídos sordos, siempre habéis ofrecido resistencia al Espíritu Santo. Como vuestros antepasados, así sois vosotros.


No apaguéis la fuerza del Espíritu,


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