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Apocalipsis 1:3 - La Palabra (versión española)

3 ¡Dichoso quien lee y dichosos los que prestan atención a este mensaje profético y cumplen lo que en él está escrito! Porque la hora final está al caer.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Dios bendice al que lee a la iglesia las palabras de esta profecía y bendice a todos los que escuchan el mensaje y obedecen lo que dice, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Feliz el que lea en público estas palabras proféticas y felices quienes las escuchan y hacen caso de este mensaje, porque el tiempo está cerca.

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La Biblia Textual 3a Edicion

3 Bienaventurado° el que lee y los que oyen las palabras de la profecía, y guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Dichoso el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y observan lo escrito en ella, pues el tiempo está cerca.

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Apocalipsis 1:3
15 Referencias Cruzadas  

Felices aquellos que me escuchan velando a mis puertas cada día, vigilando los dinteles de mi entrada.


Jeremías dijo a Seraías: —Cuando llegues a Babilonia, busca la forma de leer todas estas profecías.


Cuando veáis que en el lugar santo se instala el ídolo abominable de la destrucción anunciado por el profeta Daniel (medite en esto el que lo lea),


Jesús le contestó: —Felices, más bien, los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica.


Conocéis, además, el momento especial en que vivimos: que ya es hora de despertar del sueño, pues nuestra salvación está ahora más cerca de nosotros que cuando empezamos a creer.


La noche está avanzada, el día a punto de llegar. Así que renunciemos a las obras de las tinieblas y equipémonos con las armas de la luz.


Se aproxima el final de todas las cosas. Sed, por tanto, juiciosos y sobrios, para que podáis dedicaros a la oración.


De cualquier modo, queridos, no debéis olvidar que, para el Señor, un día es como mil años, y mil años como un día.


Y añadió: —No mantengas en secreto el mensaje profético de este libro, pues la hora definitiva está al caer.


Estoy a punto de llegar y voy a recompensar a cada uno conforme a su conducta.


El que da fe de todo esto proclama: —Sí, estoy a punto de llegar. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!


Estoy a punto de llegar. Conserva, pues, lo que tienes, para que nadie te arrebate la corona.


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