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2 Samuel 22:1 - La Palabra (versión española)

1 David dirigió al Señor las palabras de este cántico el día que el Señor lo salvó de Saúl y de todos sus enemigos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Habló David a Jehová las palabras de este cántico, el día que Jehová le había librado de la mano de todos sus enemigos, y de la mano de Saúl.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 David entonó este cántico al Señor el día que el Señor lo rescató de todos sus enemigos y de Saúl.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 David dedicó a Yavé las palabras de este cántico, el día en que Yavé lo libró de las manos de todos sus enemigos y de las manos de Saúl.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y habló David a YHVH las palabras de este cántico° el día que YHVH lo libró de la mano de Saúl y de todos sus enemigos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Dirigió David a Yahveh las palabras de este cántico el día en que Yahveh le libró del poder de todos sus enemigos y de la mano de Saúl.

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2 Samuel 22:1
20 Referencias Cruzadas  

Entonces Natán dijo a David: —¡Ese hombre eres tú! Y esto te dice el Señor, Dios de Israel: «Yo te ungí como rey de Israel y te libré del poder de Saúl.


quien me libra de mis enemigos. Tú me encumbras sobre mis adversarios, me proteges de los violentos.


Y aquel día fue la primera vez que David encargó a Asaf y a sus parientes alabar al Señor.


Muchos son los males del justo, pero de todos lo libra el Señor;


Ofrece a Dios sacrificios de alabanza y cumple tus promesas al Altísimo.


Entonces Moisés y los israelitas entonaron este canto en honor del Señor: Cantaré al Señor, sublime ha sido su victoria; caballos y jinetes hundió en el mar.


Fue él quien me libró de tan graves peligros de muerte; y continuará librándome, pues he puesto en él la esperanza de que así lo hará.


Entonces Moisés recitó hasta el final este cántico, mientras la asamblea de Israel escuchaba.


seguirá librándome de todo lo malo y me otorgará la salvación en su reino celestial. A él la gloria por siempre y para siempre. Amén.


Aquel día, Débora y Barac, hijo de Abinoán, entonaron este cántico:


David se estableció en los refugios del desierto y vivió en los montes del desierto de Zif. Durante todo ese tiempo Saúl lo estuvo buscando, pero Dios lo libró de sus manos.


¿Contra quién ha salido el rey de Israel? ¿A quién estás persiguiendo? ¡A un perro muerto! ¡A una pulga!


Cuando alguien quiera perseguirte y atentar contra tu vida, la vida de mi señor quedará a buen recaudo en la bolsa de la vida, al cuidado del Señor tu Dios; mientras que la vida de tus enemigos será arrojada lejos como piedra en la honda.


Y así como yo he respetado hoy tu vida, que el Señor respete la mía y me libre de cualquier peligro.


David se hizo el siguiente razonamiento: —Cualquier día de estos voy a sucumbir a manos de Saúl. Lo mejor que puedo hacer es huir al país de los filisteos. Así Saúl dejará de perseguirme por todo el territorio de Israel y podré escapar de sus manos.


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