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2 Samuel 13:25 - La Palabra (versión española)

25 Pero el rey le contestó: —No, hijo mío, no podemos ir todos, pues seríamos una carga para ti. Él volvió a insistir, pero el rey no quiso ir, aunque le dio su bendición.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

25 Y respondió el rey a Absalón: No, hijo mío, no vamos todos, para que no te seamos gravosos. Y aunque porfió con él, no quiso ir, mas le bendijo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 El rey contestó: —No, hijo mío. Si fuéramos todos, seríamos mucha carga para ti. Entonces Absalón insistió, pero aun así el rey dijo que no iría, aunque le dio su bendición.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 Pero el rey respondió a Absalón: 'No, hijo mío, no podemos ir todos, pues sería demasiado gasto para ti'. Absalón siguió insistiendo ante el rey, quien no quiso ir y se contentó con bendecirlo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 Pero el rey dijo a Absalón: No, hijo mío, no iremos todos para no serte carga pesada. Y aunque le insistió, él no quiso ir, pero lo bendijo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 Pero el rey le respondió: '¡No, hijo mío! No debemos ir todos para no serte gravosos'. Y aunque él insistió, el rey no quiso ir, y le dio la bendición.

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2 Samuel 13:25
9 Referencias Cruzadas  

Se presentó al rey y le dijo: —Tu servidor está ahora de esquileo. Venga, pues, el rey con su corte a casa de tu servidor.


Absalón dijo: —¿Y no podría venir con nosotros mi hermano Amnón? El rey le preguntó: —¿Por qué habría de ir contigo?


Joab se inclinó en tierra, hizo una reverencia, bendijo al rey y dijo: —Ahora sé que cuento con tu favor, majestad, pues me has concedido este deseo.


El señor le contestó: «Pues sal por los caminos y veredas y haz entrar a otros, aunque sea a la fuerza, hasta que mi casa se llene.


Pero ellos le dijeron, insistiendo mucho: —Quédate con nosotros, porque atardece ya y la noche se echa encima. Él entró y se quedó con ellos.


Se bautizó, pues, con toda su familia, y nos hizo esta invitación: —Si consideráis sincera mi fe en el Señor, os ruego que vengáis a alojaros en mi casa. Su insistencia nos obligó a aceptar.


En esas, Boaz llegaba de Belén y saludó a los segadores: —¡Que el Señor sea con vosotros! Y ellos le contestaron: —¡Que el Señor te bendiga!


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