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1 Juan 4:6 - La Palabra (versión española)

6 Pero nosotros pertenecemos a Dios, y nos escuchan los que conocen a Dios. No nos escuchan, en cambio, los que no conocen a Dios. Ahí tenéis la piedra de toque para discernir dónde está el error y dónde la verdad.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 En cambio, nosotros pertenecemos a Dios, y los que conocen a Dios nos prestan atención. Como ellos no pertenecen a Dios, no nos prestan atención. Así es como sabemos si alguien tiene el Espíritu de verdad o el espíritu de engaño.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Nosotros, en cambio, somos de Dios; el que conoce a Dios nos escucha, pero el que no conoce a Dios no nos hace caso. Así es como reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Nosotros procedemos de Dios; el que conoce a Dios, nos escucha; el que no procede de Dios, no nos escucha. Por eso conocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios, nos escucha. El que no es de Dios, no nos escucha. De este modo distinguimos al espíritu de la verdad del espíritu del error.

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1 Juan 4:6
33 Referencias Cruzadas  

Él respondió: «Iré y me convertiré en espíritu de mentira en boca de todos sus profetas». A lo que el Señor dijo: «¡Conseguirás confundirlo! Vete y hazlo así».


Que el Señor os va a insuflar un deseo profundo de dormir, que hará que cerréis, profetas, los ojos, y cubráis, videntes, vuestras cabezas.


en busca de advertencia e instrucción?». Seguro que así os hablará quien carece de poder para evocar.


mi pueblo consulta a un madero y se deja instruir por un leño; un espíritu de prostitución los extravía y se prostituyen apartándose de su Dios.


Si alguien corriera tras del viento, urdiendo falsedades como esta: «por vino y licor vaticinaré en tu favor», ese sería el profeta de este pueblo.


Pero yo estoy lleno de valor, de espíritu divino, justicia y fortaleza, para reprochar a Jacob sus crímenes y sus pecados a Israel.


Mi Padre lo ha puesto todo en mis manos y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre; y nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera revelárselo.


Tengo todavía otras ovejas que no están en este aprisco a las que también debo atraer; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño bajo la guía de un solo pastor.


Mis ovejas reconocen mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.


A este, el guarda le abre la puerta y las ovejas reconocen su voz; él las llama por su propio nombre y las hace salir fuera del aprisco.


Os aseguro que todo el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí mismo, y al recibirme a mí, recibe al que me envió.


el Espíritu de la verdad a quien los que son del mundo no pueden recibir porque no lo ven ni lo conocen; vosotros, en cambio, sí lo conocéis, porque vive en vosotros y está en medio de vosotros.


Cuando venga el Abogado que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad que procede del Padre, él dará testimonio en mi favor.


Cuando venga el Espíritu de la verdad, os guiará para que podáis entender la verdad completa. No hablará por su propia cuenta, sino que dirá únicamente lo que ha oído y os anunciará las cosas que han de suceder.


Pilato insistió: —Entonces, ¿eres rey? Jesús le respondió: —Soy rey, como tú dices. Y mi misión consiste en dar testimonio de la verdad. Precisamente para eso nací y para eso vine al mundo. Todo el que ama la verdad escucha mi voz.


Jesús volvió a decirles: —La paz esté con vosotros. Como el Padre me envió a mí, así os envío yo a vosotros.


Ellos le preguntaron: —¿Dónde está tu padre? Contestó Jesús: —Ni me conocéis a mí ni a mi Padre; si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre.


Jesús aclaró: —Vosotros pertenecéis a este mundo de abajo; yo pertenezco al de arriba. Vosotros sois de este mundo; yo no.


Pablo, siervo de Cristo Jesús, elegido por Dios para ser apóstol y destinado a proclamar el evangelio,


según dice la Escritura: Dios los volvió espiritualmente insensibles: les dio unos ojos que no ven y unos oídos que no oyen; y así continúan hasta el presente.


Quien presuma de ser profeta o de ser persona animada por el Espíritu, deberá reconocer que esto que os escribo es mandato del Señor.


Solo valoráis las apariencias. Si alguno está convencido de ser cristiano, considere, a su vez, que yo lo soy tanto como él.


y aparezca como una llama ardiente haciendo justicia con aquellos que no quieren conocer a Dios ni escuchar el evangelio de Jesús, nuestro Señor.


El Espíritu proclama que, en los últimos tiempos, algunos desertarán de la fe y prestarán oídos a falsos maestros y a enseñanzas demoniacas.


para que rememoréis el mensaje anunciado en otro tiempo por los santos profetas, y el mandamiento del Señor y Salvador que os transmitieron vuestros apóstoles.


Queridos, andan por ahí muchos pretendidos profetas que presumen de poseer el Espíritu de Dios. Antes de fiaros de ellos, comprobad si verdaderamente lo poseen.


En cuanto a vosotros, hijos míos, pertenecéis a Dios y habéis vencido a esos falsos profetas, pues el que está con vosotros es más fuerte que el que está con el mundo.


El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor.


Sabemos también que somos de Dios, mientras que el mundo entero está sometido al maligno.


Pero vosotros, amados míos, recordad lo que predijeron los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.


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