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Joel 1:2 - Biblia Lenguaje Básico

2-4 ¡Poned mucha atención autoridades del pueblo y todos los que vivís en este país! Cuatro plagas de saltamontes han venido sobre nuestra tierra y han acabado con nuestras siembras. ¿Cuándo habéis visto algo parecido? Ni siquiera vuestros antepasados vieron en su vida algo parecido. Contádselo a vuestros hijos para que ellos, a su vez, se lo cuenten a sus nietos, bisnietos y tataranietos.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Oíd esto, ancianos, y escuchad, todos los moradores de la tierra. ¿Ha acontecido esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Oigan esto, líderes del pueblo. Escuchen, todos los habitantes de la tierra. En toda su historia, ¿había sucedido antes algo semejante?

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 ¡Oigan esto, ancianos!, escuchen todos los habitantes del país: ¿Ha sucedido algo semejante en sus tiempos, en tiempos de sus padres?

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 ¡Oíd esto, oh ancianos! ¡Dad oído, moradores todos del país! ¿Aconteció esto en vuestros días, o en los días de vuestros padres?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Escuchad esto, ancianos, oíd, habitantes todos del país: ¿hubo cosa parecida en vuestros días o en los días de vuestros padres?

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Joel 1:2
24 Referencias Cruzadas  

los que han vivido muchos años poseen ciencia y sabiduría.


Somos personas con muchos años, con más experiencia que tu padre.


Pregúntales a nuestros abuelos y verás cuántas cosas descubrieron. Ellos te contarán sus reflexiones y compartirán contigo su experiencia. Nosotros hemos vivido muy poco y apenas sabemos algo; nuestra vida pasa como una sombra.


Salmo compuesto por la familia de Coré. Instrucciones para el director del coro.


Pueblos y naciones de la tierra, acercaos y prestad atención:


Dios mandará contra Judá al rey de Asiria que atacará al rey y a todo su pueblo. Sucederán cosas muy terribles, cosas que no se habían visto desde que el reino de Israel se separó del reino de Judá.


Viene un día terrible, como nunca ha habido otro. Cuando llegue ese día, mi pueblo sufrirá muchísimo, pero al final lo salvaré; romperé las cadenas de su esclavitud, lo libraré del poder que lo domina y nunca más volverá a ser esclavo de extranjeros. Soy yo, Dios, quien lo asegura.


Escucha, pueblo tonto y estúpido, que tienes ojos pero no quieres ver, que tienes oídos pero no quieres oír.


En ese tiempo aparecerá Miguel, príncipe de los ángeles y defensor de Israel. Serán días de grandes preocupaciones, como no las ha habido desde que existe el mundo. Cuando llegue ese momento, Dios pondrá a salvo a todos los de tu pueblo cuyo nombre está escrito en el libro de la vida.


Escuchad, israelitas, el mensaje de vuestro Dios: Yo tengo un pleito con vosotros, israelitas. Porque no sois sinceros ni amáis a vuestro prójimo. Todo el mundo mata y roba, miente y jura en falso, y no es fiel en su matrimonio. Por todos lados hay violencia y nadie conoce a Dios en el país.


¡Escuchadme, sacerdotes! ¡Atiéndeme, pueblo de Israel! ¡Presta atención, casa del rey! Yo os voy a juzgar y a castigar porque habéis engañado a mi pueblo. Habéis hecho a Israel aún más rebelde y le habéis obligado a adorar a otros dioses en los santuarios de Mispá y del Tabor.


Reunid en el Templo a los israelitas y a sus jefes, ayunad y orad a Dios.


Será un día de gran oscuridad, un día de nubes y de sombras. Un ejército grande y poderoso se despliega sobre los montes, como la aurora al amanecer. No hubo antes, ni habrá después, otro ejército que se le parezca.


Escuchad, israelitas, esta palabra que Dios pronuncia contra vosotros, contra todo el pueblo al que Dios hizo salir de Egipto: De todos los pueblos de la tierra, solo a vosotros os elegí, solo a vosotros os saqué de Egipto. Por eso voy a haceros pagar toda la maldad que habéis cometido.


Y vosotras, mujeres de Samaría, escuchad lo que tengo que deciros: Estáis gordas como vacas de la región de Basán; maltratáis y humilláis a los pobres, y pedís a vuestros maridos que os traigan vino para emborracharos.


Pueblo de Israel, escuchad este triste canto que entono por vosotros: Ya podéis daros por muertos. Quedaréis tendidos en el suelo y no volveréis a levantaros; seréis como una jovencita muerta que no volverá a la vida. No os irá bien en la guerra. Si de una ciudad salen mil soldados, solo cien volverán con vida; si de un pueblo salen cien soldados, solo diez volverán con vida. Si queréis seguir viviendo, debéis acudir a mí.


¡Escuchadme bien, pueblos todos de la tierra! ¡Prestadme atención, habitantes de este país! Yo soy el Dios de Israel y desde mi santo Templo voy a denunciar vuestras maldades.


¡Escuchadme, vosotros, jefes y gobernantes de Israel! ¡Deberíais hacer justicia, pero hacéis todo lo contrario! Preferís hacer lo malo, en lugar de hacer lo bueno. Maltratáis a mi pueblo hasta arrancarle la piel y dejar sus huesos a la vista.


¡Escuchadme, jefes y gobernantes de Israel! Vosotros rechazáis la justicia, y no respetáis ninguna ley.


¡Vosotros, si de verdad tenéis oídos, prestad mucha atención!


porque ese día la gente sufrirá muchísimo. Nunca, desde que Dios creó el mundo hasta ahora, la gente ha sufrido tanto como sufrirá ese día; y jamás volverá a sufrir así.


Si alguien tiene oídos, que ponga atención a lo que el Espíritu de Dios dice a las iglesias. A los que salgan vencedores les daré a comer el fruto del árbol que da vida, un árbol que crece en el paraíso de Dios.


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