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1 Juan 4:1 - Biblia Lenguaje Básico

1 Queridos hermanos, no creáis a todos los que dicen que tienen el Espíritu de Dios. Ponedlos a prueba, para ver si son lo que dicen ser. Porque el mundo está lleno de falsos profetas.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Queridos amigos, no les crean a todos los que afirman hablar de parte del Espíritu. Pónganlos a prueba para averiguar si el espíritu que tienen realmente proviene de Dios, porque hay muchos falsos profetas en el mundo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Queridos míos, no se fíen de cualquier inspiración. Examinen los espíritus para ver si vienen de Dios, porque andan por el mundo muchos falsos profetas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus, si proceden de Dios; porque muchos falsos profetas han salido al mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Queridos míos, no os fiéis de todo espíritu, sino examinad si los espíritus son de Dios, porque han salido al mundo muchos falsos profetas.

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1 Juan 4:1
29 Referencias Cruzadas  

El anciano le dijo: —Yo también soy profeta, y un ángel me dio este mensaje de parte de Dios: «Lleva al profeta de Judá a tu casa para que coma pan y beba agua». El profeta de Judá no sabía que el anciano le estaba engañando,


El incauto se cree todo lo que le dicen; el prudente piensa lo que hace.


Dios me contestó: —Esos profetas que dicen hablar de mi parte, son unos mentirosos. Yo no los he enviado, ni les he dado ninguna orden. Es más, ni siquiera he hablado con ellos. Sus mensajes son una mentira, ¡un invento de su propia imaginación! Dicen que no habrá guerra ni hambre en este país, pero yo les digo que ellos mismos morirán de hambre o víctimas de la guerra. No solo ellos morirán, sino también sus esposas, sus hijos y sus hijas. Sus cadáveres quedarán tirados por las calles de Jerusalén y no habrá nadie que los entierre. ¡Así les haré pagar su maldad!


En cuanto a vosotros, israelitas, así os dice el Dios del universo: Esos profetas son unos mentirosos, ¡no les hagáis caso! Yo no les he comunicado ningún mensaje, y los sueños que dicen haber tenido son puro invento de ellos.


Los profetas solo dicen mentiras, los sacerdotes hacen lo que quieren, y mi pueblo parece estar feliz. Pero ¿qué haréis cuando llegue el fin?


Si en esos días alguien os dice: «Mirad, aquí está el Mesías», o «está allí», no le creáis.


¿Por qué no sois capaces de entender lo que está bien?


Jesús les respondió: —¡Cuidado! No os dejéis engañar. Muchos vendrán y se harán pasar por mí, diciendo a la gente: «Yo soy el Mesías» o «Ya ha llegado la hora». Pero no les hagáis caso.


Los judíos que vivían en esa ciudad eran más acogedores que los judíos de Tesalónica. Escucharon muy contentos la buena noticia acerca de Jesús, y todos los días leían las Escrituras para ver si lo que les enseñaban era cierto.


Cuando yo muera, sé que vendrán otros que atacarán a los miembros de la Iglesia como si fueran lobos feroces.


Algunos reciben el poder de hacer milagros, y otros reciben la autoridad de hablar de parte de Dios. Unos tienen la capacidad de reconocer al Espíritu de Dios, y de descubrir los espíritus falsos. Algunos pueden hablar en un lenguaje misterioso y otros son capaces de entender lo que se dice en ese mensaje.


Igualmente, si algunos hablan de parte de Dios, que sean solo dos o tres personas. Los demás deben prestar atención, para ver si el mensaje es de parte de Dios o no.


Y si él os da la capacidad de hablar en el nombre de Dios, no la despreciéis.


Examinadlo todo, pero quedaos solo con lo bueno


que no os dejéis confundir fácilmente ni os asustéis si alguien asegura que está a punto de llegar el día en que el Señor Jesús volverá. Tal vez alguien os diga que el Espíritu se lo ha revelado, o que nosotros se lo enseñamos personalmente o por carta.


El Espíritu Santo ha dicho claramente que, en los últimos tiempos, algunas personas dejarán de creer en Dios. Serán engañadas por espíritus mentirosos y aceptarán enseñanzas de demonios.


Pero los malvados y los engañadores irán de mal en peor; engañarán a los demás, pero también ellos mismos serán engañados.


En el pueblo de Israel hubo también algunos que decían ser enviados por Dios pero no lo eran. Así también, entre vosotros, habrá falsos maestros que os enseñarán cosas peligrosas, y hasta dirán que Jesucristo no es capaz de salvar. Por eso, cuando menos lo esperen, serán destruidos por completo.


Hijos míos, ya estamos viviendo los últimos días. Habéis escuchado que antes del fin vendrá el Enemigo de Cristo. Pues bien, quiero deciros que ya han aparecido muchos enemigos de Cristo y por eso sabemos que estamos en los últimos días.


Queridos hermanos, no os estoy dando un mandamiento nuevo. Os estoy escribiendo acerca de un mandamiento muy antiguo que ya conocéis: se trata del mismo mandamiento que Dios os dio desde el principio.


En el mundo hay muchos que engañan a la gente diciendo que Jesucristo no vino al mundo como un hombre de verdad, de carne y hueso. Eso lo dice el Enemigo de Cristo, que es un mentiroso.


Querido hermano Gayo, no sigas el ejemplo de los que hacen el mal, sino el ejemplo de los buenos. El que hace el bien pertenece a la familia de Dios, pero el que hace el mal nunca ha visto a Dios.


—Estoy enterado de todo lo que haces y de cómo te esfuerzas por mantenerte fiel. También sé que rechazas a los malvados y que has puesto a prueba a los que no son apóstoles pero dicen serlo, demostrando así que son unos mentirosos.


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