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Lucas 19:5 - Biblia Universidad de Jerusalem

5 Y cuando Yeshúa llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: 'Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.'

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

5 Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Cuando Jesús pasó, miró a Zaqueo y lo llamó por su nombre: «¡Zaqueo! —le dijo—. ¡Baja enseguida! Debo hospedarme hoy en tu casa».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Cuando llegó Jesús al lugar, miró hacia arriba y le dijo: 'Zaqueo, baja en seguida, pues hoy tengo que quedarme en tu casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, baja de prisa, porque es necesario que hoy pose en tu casa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Cuando Jesús llegó a aquel sitio, miró hacia arriba y le dijo: 'Zaqueo, baja de prisa; porque conviene que hoy me quede en tu casa'.

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Lucas 19:5
17 Referencias Cruzadas  

Cualquier cosa que esté a tu alcance el hacerla, hazla según tus fuerzas, porque no existirá obra ni razones ni ciencia ni sabiduría en el seol a donde te encaminas.


Yo pasé junto a ti y te vi agitándote en tu sangre. Y te dije, cuando estabas en tu sangre: 'Vive',


pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.'


Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico.


Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí.


Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.


Le dice Natanael: '¿De qué me conoces?' Le respondió Yeshúa: 'Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.'


Yeshúa le respondió: 'Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él.


Y como cooperadores suyos que somos, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Di-s.


que Mesias habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,


No os olvidéis de la hospitalidad; gracias a ella hospedaron algunos, sin saberlo, a ángeles.


Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo.


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