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1 Juan 2:16 - Biblia Universidad de Jerusalem

16 Puesto que todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del mundo.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

16 Pues el mundo solo ofrece un intenso deseo por el placer físico, un deseo insaciable por todo lo que vemos, y el orgullo de nuestros logros y posesiones. Nada de eso proviene del Padre, sino que viene del mundo;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

16 Pues toda la corriente del mundo -la codicia del hombre carnal, los ojos siempre ávidos, y la arrogancia de los ricos- nada viene del Padre, sino del mundo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

16 Porque todo lo que hay en el mundo: la codicia de la carne,° la codicia de los ojos,° y la soberbia de la vida,° no viene del Padre, sino del mundo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

16 porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la jactancia de la opulencia- no proviene del Padre, sino que procede del mundo.

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1 Juan 2:16
34 Referencias Cruzadas  

Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.


vieron los hijos de Di-s que las hijas de los hombres les venían bien, y tomaron por mujeres a las que preferían de entre todas ellas.


Había hecho yo un pacto con mis ojos, y no miraba a ninguna doncella.


Por eso el orgullo es su collar, la violencia el vestido que los cubre;


a Di-s tentaron en su corazón reclamando manjar para su hambre.


mas aún no habían colmado su avidez, su comida estaba aún en su boca,


Seol y Perdición son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre.


No codicies su hermosura en tu corazón, no te cautive con sus párpados,


Y al punto se cumplió la palabra en Nabucodonosor: fue arrojado de entre los hombres, se alimentó de hierba como los bueyes, su cuerpo fue bañado del rocío del cielo, hasta crecerle sus cabellos como plumas de águila y sus uñas como las de las aves.


Se llamó a aquel lugar Quibrot Hattaavá, porque allí sepultaron a la muchedumbre de glotones.


La chusma que se había mezclado al pueblo se dejó llevar de su apetito. También los israelitas volvieron a sus llantos diciendo: '¿Quién nos dará carne para comer?


Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos los reinos del mundo y su gloria,


Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.


Llevándole a una altura le mostró en un instante todos los reinos de la tierra;


Revestíos más bien del Señor Yeshúa HaMashiaj y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.


Estas cosas sucedieron en figura para nosotros para que no codiciemos lo malo como ellos lo codiciaron.


Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu, y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de forma que no hacéis lo que quisierais.


Pues los que son de Mesias Yeshúa, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias.


entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera...


que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad en el siglo presente,


Pues también nosotros fuimos en algún tiempo insensatos, desobedientes, descarriados, esclavos de toda suerte de pasiones y placeres, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles y aborreciéndonos unos a otros.


Tal sabiduría no desciende de lo alto, sino que es terrena, natural, demoníaca.


Pero ahora os jactáis en vuestra fanfarronería. Toda jactancia de este tipo es mala.


Vi entre el botín un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y un lingote de oro de cincuenta siclos de peso, me gustaron y me los guardé. Están escondidos en la tierra en medio de mi tienda, y la plata debajo.'


Como hijos obedientes, no os amoldéis a las apetencias de antes, del tiempo de vuestra ignorancia,


Queridos, os exhorto a que, como=extranjeros y forasteros,=os abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma.


sobre todo a los que andan tras la carne con apetencias impuras y desprecian al Señorío. Atrevidos y arrogantes, no temen insultar a las Glorias,


Hablando palabras altisonantes, pero vacías, seducen con las pasiones de la carne y el libertinaje a los que acaban de alejarse de los que viven en el error.


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