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Proverbios 1:8 - Biblia Martin Nieto

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Hijo mío, presta atención cuando tu padre te corrige; no descuides la instrucción de tu madre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las advertencias de tu madre:

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no abandones las enseñanzas de tu madre,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre,

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Proverbios 1:8
20 Referencias Cruzadas  

Hijo mío, si los delincuentes quieren seducirte, no consientas.


hijo mío, no los sigas en su camino, aparta tus pasos de sus sendas,


Hijo mío, si tú recibes mis palabras y guardas dentro de ti mis mandamientos,


Escucha a tu padre, que te ha engendrado, y no desprecies a tu madre cuando se haga anciana.


Hijo mío, no olvides mi enseñanza, y que tu corazón guarde mis preceptos;


El ojo que se burla de un padre y que desprecia la edad de su madre, los cuervos del torrente lo sacarán y los hijos del águila lo devorarán.


Palabras de Lemuel, rey de Masá, que su madre le enseñó:


no escuché la voz de mis educadores ni presté oídos a los que me instruían!


Guarda, hijo mío, los preceptos de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre.


Hijo mío, guarda mis palabras y conserva mis mandatos.


Nosotros hemos obedecido a la voz de nuestro antepasado Jonadab, hijo de Recab, en todo lo que nos ha ordenado, y así en toda nuestra vida no bebemos vino, ni nosotros, ni nuestras mujeres,


Respetad a vuestros padres y guardad mis sábados: yo, el Señor, vuestro Dios.


De pronto le llevaron un paralítico tendido en una camilla. Jesús al ver su fe, dijo al paralítico: 'Ánimo, hijo, tus pecados te son perdonados'.


Jesús se volvió y, al verla, le dijo: 'Ánimo, hija, tu fe te ha curado'. Y la mujer quedó curada desde aquel momento.


avivando el recuerdo de tu fe sincera, la que primero tuvieron tu abuela Loida y tu madre Eunice y que, con toda seguridad, tienes tú también.


Rut fue a la era e hizo exactamente lo que le había dicho su suegra.


Si peca un hombre contra otro hombre, Dios puede intervenir en su favor; pero si un hombre peca contra el Señor, ¿quién intercederá por él?'. Pero ellos no hicieron caso a su padre, porque el Señor había decidido que muriesen.


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