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Levítico 9:10 - Biblia Martin Nieto

10 Quemó luego sobre el altar las grasas de la víctima, los riñones y la sabanilla del hígado, como el Señor había ordenado a Moisés;

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

10 E hizo arder sobre el altar la grosura con los riñones y la grosura del hígado de la expiación, como Jehová lo había mandado a Moisés.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Luego quemó sobre el altar la grasa, los riñones y el lóbulo largo del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como el Señor se lo había ordenado a Moisés.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 Quemó luego la grasa sobre el altar junto con los riñones y la telilla del hígado de la víctima por el pecado, como Yavé había mandado a Moisés,

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Después hizo quemar sobre el altar la grasa, los riñones y la grasa del hígado de la ofrenda por el pecado, tal como YHVH había ordenado a Moisés,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Quemó en el altar la grasa, los riñones y el lóbulo del hígado de la víctima de expiación, como lo había mandado Yahveh a Moisés.

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Levítico 9:10
13 Referencias Cruzadas  

Todo esto lo ha hecho mi mano, y mío es todo ello -dice el Señor-. Pero aquel en quien fijo yo mis ojos es el humilde, el de contrito corazón, que tiembla a mi palabra.


Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido.


Pero el Señor quiso destrozarlo con padecimientos. Si él ofrece su vida por el pecado, verá descendencia, prolongará sus días, y la voluntad del Señor se cumplirá gracias a él.


Hijo mío, dame tu corazón y ten los ojos fijos en mis consejos.


Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tu alabanza.


Tomas todo el sebo que cubre las entrañas, la redecilla del hígado, los dos riñones y el sebo que los envuelve, y lo quemas sobre el altar.


Sus hijos le presentaron la sangre, y él, mojando su dedo, untó con ella los cuernos del altar, derramando la restante al pie del mismo.


la carne y la piel las quemó fuera del campamento.


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