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Éxodo 3:7 - Biblia Martin Nieto

7 El Señor continuó: 'He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Luego el Señor le dijo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. He oído sus gritos de angustia a causa de la crueldad de sus capataces. Estoy al tanto de sus sufrimientos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Yavé dijo: 'He visto la humillación de mi pueblo en Egipto, y he escuchado sus gritos cuando lo maltrataban sus mayordomos. Yo conozco sus sufrimientos,

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Luego dijo YHVH: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor por causa de sus opresores, porque conozco sus padecimientos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Dijo Yahveh: 'He visto muy bien el sufrimiento de mi pueblo en Egipto y he oído las quejas que le arrancan los capataces de obras. Conozco bien sus angustias.

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Éxodo 3:7
31 Referencias Cruzadas  

Añadió: 'Tú estás encinta y darás a luz un hijo y le llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción.


Voy a bajar a ver si realmente han obrado o no según las quejas que han llegado hasta mí; lo voy a comprobar'.


Dios oyó los gritos del niño, y el ángel de Dios llamó desde el cielo a Agar y le dijo: '¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído los gritos del pequeño desde el lugar en que está.


Lía concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, pues dijo: 'El Señor ha visto mi humillación; ahora mi marido me amará'.


Y él me dijo: Levanta los ojos y verás cómo todos los machos que cubren a las ovejas son manchados y rayados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán.


Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán, el Terror de Isaac, no hubiera estado conmigo, tú me habrías enviado con las manos vacías. Dios vio mi dolor y el trabajo de mis manos, y ayer por la noche sentenció'.


Tú salvas al pueblo humilde y humillas los ojos altaneros.


Pero Joacaz oró al Señor, y el Señor le escuchó, porque vio la opresión con que el rey de Siria oprimía a Israel.


'Vuélvete y di a Ezequías, jefe de mi pueblo: Esto dice el Señor, Dios de tu padre David: He escuchado tu oración y he mirado tus lágrimas. Te voy a devolver la salud. Dentro de tres días podrás ir al templo del Señor.


Tú viste la aflicción de nuestros padres en Egipto y escuchaste su clamor junto al mar Rojo;


Él reparó en sus tribulaciones y escuchó sus plegarias;


'Por la opresión del débil y el gemido del pobre ahora me levanto yo, dice el Señor, yo daré mi auxilio al que lo ansía'.


ante él derramo mi lamento, ante él expongo mi angustia.


Él cumple los deseos de sus fieles, escucha su clamor y los libera;


Que lo alaben los fieles del Señor, que lo glorifique la raza de Jacob, que lo adore la raza de Israel;


alabad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos su nombre todos juntos.


Los que miran hacia él quedan radiantes y su rostro no se sonroja más.


Tú lo has visto, Señor, no te calles; Señor, no te alejes de mí;


Piedad, Señor, mira cómo me aplasta mi enemigo, sácame de las puertas de la muerte,


Pusieron al frente de ellos capataces que los oprimiesen con trabajos forzados en la edificación de Pitón y Rameses, ciudades almacenes del Faraón.


Surgió en Egipto un nuevo rey que no había conocido a José, y dijo a su pueblo:


mi ira se encenderá y os mataré a filo de espada; vuestras mujeres serán viudas y huérfanos vuestros hijos.


Pero si de verdad he hallado gracia a tus ojos, dame a conocer tu camino, para que yo te conozca; así hallaré gracia a tus ojos. Considera que este pueblo es tu pueblo'.


Los capataces e inspectores se presentaron al pueblo y le dijeron: 'El Faraón dice así: En adelante no os daré paja.


Aquel mismo día el Faraón dio esta orden a los capataces e inspectores del pueblo:


en todas sus angustias. No un mensajero o un delegado suyo; él mismo fue quien los salvó. En su amor, en su piedad, él mismo los rescató, los sostuvo y los llevó todos los días en el pasado.


Clamamos al Señor, que oyó nuestra voz y envió un ángel, que nos sacó de Egipto. Y aquí estamos ahora en Cades, ciudad que se encuentra en los confines de tus dominios.


He visto bien la esclavitud de mi pueblo en Egipto; he oído sus gemidos y he bajado a librarlos. Y ahora ven, que te voy a enviar a Egipto.


Pues no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, ya que fue probado en todo a semejanza nuestra, a excepción del pecado.


'Mañana a esta hora te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín; tú le ungirás como jefe de mi pueblo Israel para que salve a mi pueblo de la mano de los filisteos, porque he visto la miseria de mi pueblo y su clamor ha llegado hasta mí'.


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