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Ester 7:6 - Biblia Martin Nieto

6 Ester respondió: 'El opresor, nuestro enemigo, es este perverso de Amán'. Amán entonces se llenó de pánico ante el rey y la reina.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

6 Ester dijo: El enemigo y adversario es este malvado Amán. Entonces se turbó Amán delante del rey y de la reina.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Ester contestó: —Este malvado Amán es nuestro adversario y nuestro enemigo. Amán se puso pálido de miedo delante del rey y de la reina.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 Ester respondió: '¡El adversario, el enemigo está aquí! ¡Es Amán, ese hombre malvado!» Amán quedó helado de espanto ante el rey y la reina.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Ester dijo: ¡El adversario y enemigo es este malvado Amán! Y Amán quedó aterrorizado delante del rey y de la reina.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Ester le respondió: 'El perseguidor y enemigo es este malvado Amán'. Y Amán quedó aterrado delante del rey y de la reina.

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Ester 7:6
18 Referencias Cruzadas  

Cuando nuestros enemigos lo supieron, se llenaron de miedo y se sintieron humillados al reconocer que esta obra había sido realizada con la ayuda de nuestro Dios.


Asuero se quitó el anillo, se lo dio a Amán, hijo de Hamdatá, el de Agag, perseguidor de los judíos,


La interrumpió el rey para preguntarle: '¿Quién es y dónde está el hombre al que se le ha ocurrido tal cosa?'.


Aquel mismo día el rey Asuero regaló a la reina Ester la casa de Amán, el enemigo de los judíos, y Mardoqueo fue presentado al rey, pues Ester le había revelado lo que era para ella.


Cuando me asaltan los criminales para destrozarme, son ellos, mis opresores y enemigos, los que tropiezan y sucumben.


El furor del rey es mensajero de muerte, pero un hombre sabio le apacigua.


El interés del país está antes que todo; y el rey debe estar al servicio del campo.


Mi corazón se marea, el terror me sobrecoge; el crepúsculo que anhelaba se me ha hecho un horror.


A los de fuera, Dios los juzgará. Echad de entre vosotros al malvado.


Entonces se manifestará el hombre de la iniquidad, a quien Jesús, el Señor, hará desaparecer con el soplo de su boca y aniquilará con el resplandor de su venida.


Que el Señor juzgue entre nosotros dos y que me vengue de ti; pero mi mano no te tocará.


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