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Eclesiastés 1:8 - Biblia Martin Nieto

8 Es indecible lo que aburren las cosas; no se sacia el ojo de ver, ni el oído se harta de oír. _

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Todo es tan tedioso, imposible de describir. No importa cuánto veamos, nunca quedamos satisfechos. No importa cuánto oigamos, nada nos tiene contentos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Hay mucho que decir, uno se cansaría de tanto hablar; El ojo no terminará de ver, el oído nunca terminará de oír,

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Todas las cosas son fatigosas, Más de lo que el hombre puede expresar. El ojo nunca se sacia de ver, Ni el oído se harta de oír.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Todas las cosas dan fastidio. Nadie podrá decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído se harta de escuchar.

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Eclesiastés 1:8
16 Referencias Cruzadas  

toda mi vida te bendeciré, en tu nombre levantaré mis manos;


El abismo y el infierno son insaciables, los ojos del hombre son también insaciables.


Todos los ríos van al mar, y la mar no se llena; al lugar donde van los ríos, allí mismo vuelven a ir.


Luego reflexioné sobre todas las obras que mis manos habían hecho y sobre la fatiga que me había tomado por hacerlas, y he aquí que todo es vanidad, andar a la caza del viento, y no queda provecho alguno bajo el sol.


Porque él da sabiduría, ciencia y placer al hombre que le agrada; y al malhechor le impone la carga de allegar y amontonar para dejárselo después a quien Dios quiera. También esto es vanidad y dar caza al viento.


Hay un hombre solo y sin compañero; no tiene hijo ni hermano; y, sin embargo, nunca cesa de trabajar, y sus ojos no se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También esto es vanidad y una penosa ocupación.


Todo el trabajo del hombre es para su boca; y, con todo, sus deseos nunca se sacian.


Esperabais mucho, y resultó poco; lo llevasteis a casa, y yo os lo he dispersado con mi soplo. ¿Por qué?, palabra del Señor todopoderoso. Porque mi casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros sólo se preocupa de su propia casa.


Venid a mí todos los que estáis cansados y oprimidos, y yo os aliviaré.


Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.


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