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Apocalipsis 4:2 - Biblia Martin Nieto

2 Al instante caí en éxtasis, y vi un trono en el cielo y uno sentado en el trono.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Y al instante, yo estaba en el Espíritu y vi un trono en el cielo y a alguien sentado en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 En ese mismo momento me tomó el Espíritu: vi un trono colocado en el cielo y alguien sentado en el trono.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Al instante estuve en espíritu; y he aquí un trono puesto en el cielo, y en el trono, uno sentado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Al punto fui arrebatado en espíritu. Y vi un trono colocado en el cielo y sobre el trono, a uno sentado.

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Apocalipsis 4:2
28 Referencias Cruzadas  

Miqueas replicó: 'Escucha la palabra del Señor: He visto al Señor sentado en su trono y a toda la corte del cielo alineada a su derecha y a su izquierda.


El Señor está en su templo santo, el Señor tiene su trono en los cielos; sus ojos están fijos en el mundo, sus miradas exploran a los hombres.


El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en su trono elevado y excelso: la orla de su vestido llenaba el templo.


Trono de gloria, desde el principio excelso, es nuestro lugar santo.


Por encima del firmamento que se extendía sobre sus cabezas apareció como una piedra de zafiro en forma de trono; y sobre esta especie de trono, una figura de aspecto semejante al de un hombre, que se erguía sobre él.


semejante al arco iris que aparece en las nubes en un día de lluvia; tal era el fulgor que despedía. Esta visión era como la imagen de la gloria del Señor. A su vista yo caí rostro en tierra y oí una voz que hablaba.


Miré y vi que sobre el firmamento que estaba encima de la cabeza de los querubines había como una piedra de zafiro, y sobre ellos aparecía algo así como un trono.


Yo seguía observando: se instalaron unos tronos, y un anciano se sentó. Sus vestiduras eran blancas como la nieve; como lana pura el cabello de su cabeza; su trono era de llamas, con ruedas de fuego ardiente.


Él les replicó: 'Pues, ¿cómo David, inspirado por el Espíritu, le llama Señor cuando dice:


El punto capital de lo que estamos diciendo es que tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la majestad en los cielos,


Caí en éxtasis el día del Señor y oí detrás de mí una voz potente como de trompeta,


Ella dio a luz un hijo varón, el que debía regir a todas las naciones con una vara de hierro.


Y me transportó en espíritu a un desierto. Y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata, llena de nombres blasfemos, con siete cabezas y diez cuernos.


Entonces los veinticuatro ancianos y los cuatro seres vivientes cayeron de rodillas y adoraron a Dios, que está sentado sobre el trono, diciendo: Amén. ¡Aleluya!


Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia, sin que se encontrase su lugar.


Y me llevó en espíritu sobre un monte grande y alto, y me mostró la ciudad santa, Jerusalén, que bajaba del cielo de junto a Dios


Y el que estaba sentado en el trono dijo: 'Ahora hago nuevas todas las cosas'. Luego me dijo: 'Escribe que estas palabras son fieles y veraces'.


Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, igual que yo, que he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono.


los veinticuatro ancianos se arrodillan delante del que está sentado en el trono, adoran al que vive por los siglos de los siglos y arrojan sus coronas delante del trono, diciendo:


Del trono salían rayos, voces y truenos. Siete lámparas de fuego ardían delante del trono (que son los siete espíritus de Dios).


Cada vez que los cuatro seres vivientes dan gloria, honor y acción de gracias al que se sienta en el trono y que vive por los siglos de los siglos,


Vi en la mano derecha del que está sentado en el trono un libro escrito por las dos caras, sellado con siete sellos.


Oí que todas las criaturas del cielo, de la tierra, de debajo de la tierra y del mar decían: Al que se sienta en el trono y al cordero la alabanza, el honor, la gloria y el poder por los siglos de los siglos.


Y decían a las montañas y a las rocas: Caed sobre nosotros y ocultadnos lejos de la cara del que está sentado en el trono y de la ira del cordero;


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