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Apocalipsis 19:1 - Biblia Martin Nieto

1 Después de esto oí en el cielo la voz de una gran multitud que decía: ¡Aleluya! La victoria, la gloria y el poder a nuestro Dios,

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

1 Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Después de esto, oí algo en el cielo que parecía las voces de una inmensa multitud que gritaba: «¡Alabado sea el Señor! La salvación, la gloria y el poder le pertenecen a nuestro Dios.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Después oí en el cielo algo como el canto de un inmenso gentío, que decía: ¡Aleluya! ¿Quién salva y quién tiene gloria y poder sino nuestro Dios?

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Después de estas cosas, oí como la voz de una gran° multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! La salvación°, y la gloria y el poder son de nuestro Dios,°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Después de esto oí un gran clamor en el cielo, como de numerosa muchedumbre, que decía: '¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,

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Apocalipsis 19:1
23 Referencias Cruzadas  

El séptimo ángel tocó la trompeta, y se oyeron en el cielo voces potentes que decían: El imperio del mundo ha pasado a nuestro señor y a su mesías; él reinará por los siglos de los siglos.


Tuya es, Señor, la grandeza, el poder, el honor, la majestad y la gloria, pues todo cuanto hay en el cielo y en la tierra es tuyo. Tuyo, Señor, es el reino, porque te alzas soberanamente sobre todo.


no nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal'.


Luego oí como una voz de potentes truenos, que decía: ¡Aleluya! El Señor, nuestro Dios, todopoderoso, ha establecido su reino.


Oí una voz potente en el cielo, que decía: Ahora ha llegado la victoria, el poder, el reino de nuestro Dios y la soberanía de su mesías, porque ha sido expulsado el acusador de nuestros hermanos, el que día y noche les acusaba ante nuestro Dios.


¡Aleluya! Alabad al Señor desde los cielos, alabadlo en las alturas;


Los que adoran vanos ídolos dejan de ser leales.


¡Aleluya! Alabad al Señor en su santuario, alabadlo en su majestuoso firmamento,


¡Aleluya! Alaba, alma mía, al Señor.


somos nosotros los que bendecimos al Señor ahora y por siempre. ¡Aleluya!


¡Aleluya! Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterno su amor.


Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. Tú das de bofetadas a todos mis enemigos y rompes los dientes a los malhechores.


¡Aleluya! Cantad al Señor un cántico nuevo, cantad su alabanza en la asamblea de los fieles.


¡Aleluya! Doy gracias al Señor de todo corazón en la reunión de los hombres justos y en la asamblea general.


No esperéis nada de la violencia, no os hagáis ilusión con la rapiña; si llegáis a ser ricos, no pongáis vuestro corazón en las riquezas.


Que los criminales sean borrados de la tierra, que dejen de existir los malhechores. Bendice, alma mía, al Señor. ¡Aleluya!


Entonces el cielo y la tierra y cuanto encierran entonarán sobre Babilonia un cántico de triunfo, porque del norte llegan contra ella los devastadores -dice el Señor-.


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