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1 Samuel 3:2 - Biblia Martin Nieto

2 Un día Elí permanecía acostado en su habitación. Sus ojos se habían debilitado y ya no podía ver.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Una noche, Elí, que para entonces estaba casi ciego, ya se había acostado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Ese día estaba Helí acostado en su cama; sus ojos estaban tan débiles que ya no veía.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Por ese tiempo aconteció que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse y no podía ver,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Cierto día Elí estaba ya acostado en su aposento. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver.

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1 Samuel 3:2
8 Referencias Cruzadas  

Elí tenía noventa y ocho años, sus ojos se habían quedado fijos y ya no veía.


La duración de nuestra vida es de setenta años, la de los más fuertes, ochenta, pero en su mayor parte no son más que trabajos y miseria, pues pasan aprisa y nosotros volamos.


Los ojos de Israel estaban tan achacosos por la vejez que apenas podían ver. José se los acercó, y él los abrazó y los besó.


Isaac era ya viejo y se había quedado ciego. Llamó a su hijo mayor, Esaú, y le dijo: '¡Hijo mío!'. 'Aquí estoy', respondió él.


Pero su padre se opuso y dijo: 'Lo sé, hijo mío, lo sé. También él llegará a ser un pueblo y será también grande, pero su hermano menor será más grande que él y su posteridad será una muchedumbre de pueblos'.


cuando tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los hombres fuertes, y cesen de moler las mujeres porque son demasiado pocas, y pierdan la vista las que miran por las ventanas,


Elí era ya muy anciano. Se enteró de todo lo que hacían sus hijos a todo Israel y que se acostaban con las mujeres que estaban al servicio de la entrada de la tienda de la reunión,


Así lo hizo; fue a Silo, y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ver, pues, por la vejez, tenía los ojos apagados.


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