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1 Juan 4:12 - Biblia Martin Nieto

12 Jamás ha visto nadie a Dios. Si nos amamos los unos a los otros, Dios está en nosotros, y su amor en nosotros es perfecto.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 Nadie jamás ha visto a Dios; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor llega a la máxima expresión en nosotros.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 A Dios no lo ha visto nadie jamás; pero si nos amamos unos a otros, Dios está entre nosotros y su amor da todos sus frutos entre nosotros.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 A Dios nadie jamás lo vio;° si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha sido perfeccionado en nosotros.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 A Dios nadie lo ha visto jamás. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.

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1 Juan 4:12
14 Referencias Cruzadas  

Jacob le preguntó: 'Por favor, ¿cómo te llamas?'. Él respondió: '¿Por qué quieres saber cómo me llamo?'. Y allí mismo le bendijo.


Y añadió: 'Pero mi rostro no puedes verlo. Nadie puede verme y quedar con vida'.


Yo le hablo cara a cara y a las claras, no en enigmas, y él contempla la figura del Señor. ¿Por qué os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?'.


A Dios nadie lo ha visto jamás; / el Hijo único, que está en el Padre, / nos lo ha dado a conocer.


Tres cosas hay que permanecen: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande de las tres es el amor.


Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.


el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre vio ni puede ver. A él, honor y poder eterno. Amén.


Por la fe huyó de Egipto sin temor a las iras del rey y se mantuvo firme como si viese al invisible.


Pero el que guarda su palabra, verdaderamente es perfecto en él.


El que guarda sus mandamientos permanece en Dios, y Dios en él. Por esto conocemos que él permanece en nosotros: por el Espíritu que nos ha dado.


Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído. Dios es amor; y el que está en el amor está en Dios, y Dios en él.


Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve.


Pero nosotros somos de Dios. El que conoce a Dios nos escucha; y el que no es de Dios no nos escucha. En esto distinguimos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.


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