Biblia Todo Logo
La Biblia Online

- Anuncios -





Rut 3:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

3 Así que tú te bañas, te perfumas, te vistes y bajas a la era. Pero no te des a conocer al hombre hasta que él haya acabado de comer y de beber.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda. Después baja al campo de trillar, pero no dejes que Booz te vea hasta que termine de comer y de beber.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Lávate, perfúmate, vístete lo mejor que puedas y vete a su era, pero no te dejes ver hasta que haya terminado de comer y beber.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Lávate pues, y úngete, y ponte tus mejores° vestidos, y baja a la era; pero no te des a conocer al hombre hasta que haya terminado de comer y beber.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 Lávate, pues, y perfúmate; ponte tu manto y baja a la era. No te des a conocer a él antes de que haya terminado de comer y de beber.

Ver Capítulo Copiar




Rut 3:3
10 Referencias Cruzadas  

Entonces Dawid se levantó del suelo; se baño y se ungió, y se cambió de ropa. Entró en la casa de Yahweh y se postró. Después fue a su casa y pidió comida; le sirvieron comida, y comió.


así que Yoav mandó a traer de Teqoa a una mujer sabia, y le dijo: “Finge que estás de duelo; ponte un vestido de luto y no te unjas con aceite; y actúa como una mujer que hace tiempo guarda luto por algún muerto.


Al tercer día, Ester se puso su vestido real y se puso de pie en el patio interior del palacio del rey, frente al palacio real, mientras el rey estaba sentado en su trono real en la sala real que queda frente a la entrada del palacio.


vino que alegra el corazón del hombre, aceite que hace brillar el rostro, y pan que sostiene la vida del hombre.


Que en todo tiempo estén blancas tus vestiduras, y nunca te falte aceite perfumado sobre la cabeza.


Te lavé con agua, limpié la sangre que tenías sobre ti y te ungí con aceite.


Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara,


Ahora, ahí está nuestro pariente Bóaz, con cuyas criadas has estado. Mira, esta noche él va a estar aventando la cebada en la era.


Cuando él se acueste, tú observas el lugar donde se acuesta, y vas y destapas un sitio a sus pies y te acuestas ahí. Él te va a decir lo que debes hacer”.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos