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Números 24:7 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

7 Sus ramas gotean humedad, sus raíces tienen agua abundante. Su rey se levantará por sobre Agag, su reino será exaltado.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 De sus manos destilarán aguas, Y su descendencia será en muchas aguas; Enaltecerá su rey más que Agag, Y su reino será engrandecido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Agua fluirá de sus cántaros; su descendencia tendrá toda la que necesite. Su rey será más grande que Agag; su reino será exaltado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 ¡Se rebalsa el agua de sus dos baldes, su simiente está bien regada, su rey es más poderoso que Agag, y su reino crece todavía!

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 De sus cántaros fluyen aguas, Y su descendencia, en muchas aguas, Más exaltado que Agag será su rey, Y enaltecido su reino.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 El agua de sus dos cubos rebosa, y su sementera es en aguas copiosas; más poderoso que Agag es su rey, y su realeza crece en poder.

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Números 24:7
29 Referencias Cruzadas  

Así comprendió Dawid que Yahweh lo había establecido como rey sobre Yisrael y que había enaltecido su reinado por amor a su pueblo Yisrael.


(5 Heb.) El gobierno de Shelomoh se extendía sobre todos los reinos desde el Río hasta la tierra de los pelishtinos y hasta la frontera con Mitsráyim. Le traían tributo a Shelomoh y estuvieron sujetos a él todos los días de su vida.


Jiram, rey de Tsor envió sus oficiales a Shelomoh cuando oyó que lo habían ungido rey en lugar de su padre; porque Jiram siempre había sido amigo de Dawid.


Así comprendió Dawid que Yahweh lo había establecido como rey sobre Yisrael, y que había enaltecido su reino por amor a su pueblo Yisrael.


Reyes poderosos han gobernado sobre Yerushalem y han ejercido autoridad sobre toda la provincia de Allende el Río, y se les pagaban tributos, impuestos y rentas.


Algún tiempo después, el rey Ajashwerosh promovió a Hamán hijo de Hamedata, el agaguita; lo ascendió a un puesto más alto que el de todos los oficiales que estaban con él.


Me has librado de las contiendas del pueblo; me has preservado para ser cabeza de naciones; pueblos que no he conocido me servirán.


Bendigan a Elohim en las asambleas, a Yahweh, ustedes que son de la fuente de Yisrael.


Delante de él se postrarán todos los reyes, todas las naciones le servirán.


Yo lo nombraré primogénito, el mayor de los reyes de la tierra.


En los días venideros el Monte de la Casa de Yahweh quedará afirmado por sobre las montañas, y más elevado que las colinas; y todas las naciones lo contemplarán con gozo.


Y en todo monte alto, y en toda colina elevada, aparecerán arroyos, corrientes de agua –en un día de gran matanza, cuando caigan las torres.


Oigan esto, oh Casa de Yaaqov, que llevan el nombre de Yisrael, los que han salido de las aguas de Yahudah, que juran por el nombre de Yahweh e invocan al Elohim de Yisrael –aunque no en verdad y sinceridad–


(6) –en señal de abundante autoridad y de paz sin límites sobre el trono y el reino de Dawid, para que sea firmemente establecido en justicia y equidad ahora y para siempre. El celo de Yahweh de los Ejércitos hará que suceda esto.


“Oh, tú que habitas junto a muchas aguas, con vastos almacenes, ha llegado tu tiempo, la hora de tu fin.


Y en los días de esos reyes, el Elahá del cielo levantará un reino que jamás será destruido, ni será dejado a otro pueblo. Este desmenuzará y acabará con todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre.


Vio a Amaleq y, continuando su tema, dijo: “Una nación principal es Amaleq, pero su destino es perecer para siempre”.


Netanel le respondió: “Rabí, ¡tú eres el Hijo de Elohim! ¡Tú eres el rey de Yisrael!”


El séptimo mensajero tocó la trompeta. Y en el cielo se oyeron grandes voces que decían: “El reino del mundo ha venido a ser de nuestro Soberano y de su Mashíaj. Él reinará por siglos y siglos”.


Vino uno de los siete mensajeros que tenían las siete copas y habló conmigo diciendo: “Ven acá, y te mostraré la condenación de la gran ramera que está sentada sobre muchas aguas.


También me dijo: “Las aguas que has visto donde está sentada la ramera, son pueblos y multitudes, naciones y lenguas.


En su manto y sobre su muslo,* tiene escrito el título: REY SUPREMO Y SOBERANO SUPREMO.


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