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Lucas 4:20 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

20 Después de enrollar el pergamino y devolverlo al asistente, se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

20 Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

20 Lo enrolló de nuevo, se lo entregó al ayudante y se sentó. Todas las miradas en la sinagoga se fijaron en él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

20 Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos los presentes tenían los ojos fijos en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

20 Y habiendo envuelto el rollo, lo devolvió al asistente, y se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en Él.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

20 Enrolló luego el libro, lo entregó al ayudante y se sentó. En la sinagoga, todos tenían los ojos clavados en él.

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Lucas 4:20
13 Referencias Cruzadas  

En ese momento Yahoshúa le dijo a la multitud: “¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para arrestarme? Cada día me sentaba a enseñar en el templo, y ustedes no me arrestaron.


y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña. Luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.


Pero no hallaban manera de hacerle algo, porque el pueblo lo escuchaba y estaba pendiente de él.


Se le entregó el rollo del profeta Yeshayah; y cuando abrió el rollo, encontró el lugar donde estaba escrito:


Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido esta Escritura en sus oídos”.


Al entrar él en una de las barcas, que pertenecía a Shimón, le pidió a éste que lo alejara de tierra un poco. Luego se sentó y se puso a enseñarles a las multitudes desde la barca.


Luego, al amanecer, se presentó otra vez en el Templo y todo el pueblo acudió a él; entonces se sentó y se puso a enseñarles.


El día de Shabat salimos fuera de la puerta de la ciudad, junto al río, donde pensábamos que habría un lugar de oración. Nos sentamos allí y nos pusimos a hablar con las mujeres que se habían reunido.


Cuando Shimón Kefá vio esto, se dirigió al pueblo: “Varones yisraelitas, ¿por qué se maravillan de esto? ¿O por qué fijan la vista en nosotros, como si por nuestro propio poder o devoción hubiéramos hecho andar a éste?


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