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Juan 8:2 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

2 Luego, al amanecer, se presentó otra vez en el Templo y todo el pueblo acudió a él; entonces se sentó y se puso a enseñarles.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

2 Y por la mañana volvió al templo, y todo el pueblo vino a él; y sentado él, les enseñaba.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 pero muy temprano a la mañana siguiente, estaba de vuelta en el templo. Pronto se juntó una multitud, y él se sentó a enseñarles.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Al amanecer estaba ya nuevamente en el Templo; toda la gente acudía a él, y él se sentaba para enseñarles.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Pero, al amanecer, se presentó de nuevo en el templo. Todo el pueblo acudía a él, y él, allí sentado, los instruía.

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Juan 8:2
14 Referencias Cruzadas  

Todo lo que te venga a la mano para hacer, hazlo lo mejor que puedas. Porque en la Fosa, a donde vas, no hay obras, ni cuentas, ni conocimiento, ni sabiduría.


Desde el año trece de Yoshiyahu hijo de Amón, rey de Yahudah, hasta este día –estos veintitrés años– me ha llegado la palabra de Yahweh. Les he hablado persistentemente, pero ustedes no han querido escuchar.


Ellos me dieron la espalda y no la cara; a pesar de que les he enseñado persistentemente, no hacen caso ni aceptan corrección.


Persistentemente les envié todos mis siervos los profetas, para decirles: ‘¡Por favor, no hagan esta cosa abominable que yo detesto!’


En ese momento Yahoshúa le dijo a la multitud: “¿Como contra un asaltante han salido con espadas y palos para arrestarme? Cada día me sentaba a enseñar en el templo, y ustedes no me arrestaron.


Pasaba los días enseñando en el Templo, y al anochecer salía y se alojaba en el monte que se llama de los Olivos.


Y todo el pueblo venía a él desde temprano para oírlo en el Templo.


Después de enrollar el pergamino y devolverlo al asistente, se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él.


Al entrar él en una de las barcas, que pertenecía a Shimón, le pidió a éste que lo alejara de tierra un poco. Luego se sentó y se puso a enseñarles a las multitudes desde la barca.


Yahoshúa les dijo: “Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y acabar su obra.


Estas palabras las habló Yahoshúa mientras enseñaba en el Templo en el lugar de las ofrendas; pero nadie lo detuvo, porque todavía no le había llegado la hora.


En eso los escribas y los fariseos le trajeron una mujer que habían sorprendido en adulterio; y poniéndola en medio,


Después de oír esto, ellos entraron en el Templo al amanecer y se pusieron a enseñar. Entretanto llegó el sumo sacerdote con los suyos y convocaron al Sanhedrín y a todo el senado de los hijos de Yisrael; y mandaron a buscar a los Enviados a la cárcel.


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