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Juan 14:12 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

12 “En verdad, en verdad les digo que el que cree en mí, él también hará las obras que yo hago. Y mayores que éstas hará, porque yo voy al Padre.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

12 De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

12 »Les digo la verdad, todo el que crea en mí hará las mismas obras que yo he hecho y aún mayores, porque voy a estar con el Padre.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

12 En verdad les digo: El que crea en mí hará las mismas obras que yo hago y, como ahora voy al Padre, las hará aún mayores.

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La Biblia Textual 3a Edicion

12 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí, las obras que Yo hago, también él las hará; y mayores que éstas hará, porque Yo voy al Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

12 'De verdad os aseguro: el que cree en mí, hará las obras que yo hago, y aun mayores las hará, porque yo voy al Padre.

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Juan 14:12
28 Referencias Cruzadas  

Yahoshúa les respondió: “En verdad les digo que si tienen fe y no dudan, no sólo harán esto de la higuera, sino que si le dicen a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, así se hará.


En eso divisó de lejos una higuera que se veía frondosa, y se acercó para ver si hallaba algo en ella, pero cuando llegó a ella, no encontró nada sino hojas, porque no era tiempo de higos.


Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevos idiomas,


Ustedes oyeron que les dije: ‘Me voy, pero volveré a ustedes’. Si me amaran, se gozarían de que voy al Padre, porque el Padre es mayor que yo.


Pero yo les digo la verdad: les conviene que yo me vaya; porque si no me voy, el defensor no vendrá a ustedes. Y si me voy, se lo enviaré.


Porque en esto es verdadero el refrán: ‘Uno es el que siembra, y otro el que cosecha’.


“Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él mismo hace. Y le mostrará obras mayores que éstas, para que ustedes se asombren.


Entonces Yahoshúa dijo: “Todavía estaré con ustedes un poco de tiempo; luego iré al que me envió.


Esto dijo acerca del espíritu que iban a recibir los que creyeran en él, pues todavía no se había dado el espíritu, porque Yahoshúa aún no había sido glorificado.


pues los oían hablar en otrosidiomas y glorificar a Elohim.


Hizo esto por muchos días, hasta que Shaúl, ya fastidiado, se dio vuelta y le dijo al espíritu: “¡Te mando en el nombre de Yahoshúa el Mashíaj que salgas de ella!” Y salió en el mismo momento.


de tal manera que hasta llevaban pañuelos o delantales que habían tocado su cuerpo para ponerlos sobre los enfermos, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían de ellos.


Así que, como la diestra de Yahweh lo ensalzó, y recibió del Padre el espíritu de santidad prometido, él ha derramado esto que ustedes ven y oyen.


Así que los que aceptaron su mensaje se sumergieron; y se agregaron en ese mismo día como tres mil personas.


diciendo: “¿Qué vamos a hacer con estos hombres? Porque es evidente para todos los habitantes de Yerushaláyim que un milagro notable se ha realizado por medio de ellos, y nosotros no lo podemos negar.


Con gran poder los Enviados daban testimonio de la resurrección del Maestro Yahoshúa, y todos ellos gozaban de gran simpatía,


Muchos de los que oyeron el mensaje creyeron, y vino a ser el número de los hombres como cinco mil.


hasta el punto de que sacaban a los enfermos a la calles y los ponían en catres y camillas, para que al pasar Shimón Kefá al menos su sombra cayera sobre algunos de ellos.


El mensaje de Yahweh siguió creciendo, y se multiplicó extraordinariamente en Yerushaláyim el número de los creyentes; y una gran multitud de sacerdotes se iba haciendo obediente a la fe.


Porque de muchos que tenían espíritus inmundos éstos salían mientras gritaban con voz fuerte; y muchos paralíticos y cojos quedaban curados.


Shimón Kefá le dijo: “Eneas, Yahoshúa el Mashíaj te sana; levántate y haz tu cama”. Y al instante se levantó.


Shimón Kefá, después de hacerlas salir a todas, se puso de rodillas y oró. Luego, volviéndose hacia el cadáver dijo: “Tabita, levántate”. Ella abrió los ojos, y al ver a Shimón Kefá se incorporó.


Fue tal el poder de las señales y prodigios, mediante el poder del espíritu de santidad, que desde Yerushaláyim hasta los alrededores del Ilírico he diseminado ampliamente la Buena Noticia del Mashíaj.


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