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Jeremías 4:7 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

7 El león ha salido de su espesura; se ha puesto en marcha el destructor de las naciones, ha salido de su lugar para convertir tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán arruinadas sin habitantes.

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

7 El león sube de la espesura, y el destruidor de naciones está en marcha, y ha salido de su lugar para poner tu tierra en desolación; tus ciudades quedarán asoladas y sin morador.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Desde su guarida un león acecha, un destructor de naciones. Ha salido de su guarida y se dirige hacia ustedes. ¡Arrasará su tierra! Sus ciudades quedarán en ruinas, y ya nadie vivirá en ellas.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 El león, que devora las naciones, se ha levantado de su madriguera y se ha puesto en marcha, abandonando su morada, para dejar tu tierra como un desierto, tus ciudades destruidas y sin habitantes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 De la espesura sube el león,° El destructor de naciones está en marcha, Partió de su lugar para convertir tu tierra en desolación; Tus ciudades quedarán en ruinas, sin habitantes.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Sube un león desde la selva, se ha puesto en camino un devastador de naciones, ha salido de su residencia para hacer de tu país un desierto: arruinadas serán tus ciudades sin quedar un habitante.

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Jeremías 4:7
33 Referencias Cruzadas  

En sus días subió Nevukhadnetsar, rey de Bavel, y Yahoyaqim fue su vasallo durante tres años. Luego cambió de parecer y se rebeló contra él.


(1) Y el diez del mes décimo del noveno año de su reinado que Nevukhadnetsar, rey de Bavel, se movió con todo su ejército contra Yerushalem. Acamparon contra ella y construyeron muros de asedio contra ella en derredor.


La tierra de ustedes es una desolación, sus ciudades están quemadas; delante de sus ojos, los extraños consumen el producto de su suelo– una tierra desolada, como destruida por extraños.


En mis oídos [dijo] Yahweh de los Ejércitos: “Ciertamente, grandes casas quedarán desoladas; casas espaciosas y espléndidas quedarán sin ocupantes.


Yo pregunté: “¿Hasta cuándo, Yahweh?” Y él respondió: “Hasta que los pueblos queden desolados sin habitantes, y las casas sin gente, y el suelo quede devastado y desolado


Los leones rugieron contra él, emitieron su rugido e hicieron de su tierra una desolación, sus ciudades están devastadas y sin habitantes.


Porque así ha dicho Yahweh acerca del palacio real de Yahudah: “Como Guilad eres para mí, como la cumbre del Levanón; pero te convertiré en desierto, en ciudades deshabitadas.


Designaré destructores contra ti, cada uno con sus herramientas; ellos cortarán tus cedros escogidos y los echarán en el fuego.


Como un león, ha salido de su guarida; la tierra se ha convertido en desolación, a causa de la ira opresiva, a causa de su feroz enojo.


yo voy a mandar a buscar a todos los pueblos del norte –declara Yahweh– y a mi siervo Nevukhadretsar, rey de Bavel, y los traeré contra esta tierra y contra sus habitantes, y contra todas las naciones de alrededor. Los exterminaré y los convertiré en desolación, en objeto de chifletas – ruinas perpetuas.


¿Cómo te atreves a profetizar en nombre de Yahweh que esta Casa vendrá a ser como Shiloh, y esta ciudad quedará desolada, sin habitante?” Y todo el pueblo se reunió contra Yirmeyahu en la Casa de Yahweh.


A la nación o al reino que no le sirva a Nevukhadretsar el rey de Bavel, y que no ponga su cuello bajo el yugo del rey de Bavel, a esa nación la visitaré con espada, hambre y pestilencia, hasta que la haya destruido por medio de su mano – declara Yahweh.


Así ha dicho Yahweh: “En este lugar, que ustedes dicen que está arruinado, sin hombres y sin animales –en las ciudades de Yahudah y en las calles de Yerushalem que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales–


Ahora doy órdenes –declara Yahweh– mediante las cuales los traeré de nuevo contra esta ciudad. Ellos la atacarán y la capturarán, y la incendiarán. A las ciudades de Yahudah las convertiré en una desolación, sin habitantes”.


Ante el grito de los jinetes y los arqueros toda la ciudad huye. Se meten en la espesura, se suben a los peñascos. Todas las ciudades están abandonadas, nadie queda en ella.


Así ha dicho Yahweh de los Ejércitos, el Elohim de Yisrael: “Ustedes han visto todo el desastre que he traído sobre Yerushalem y sobre todas las ciudades de Yahudah. En el día de hoy están en ruinas y nadie las habita,


“Por vida mía –declara el Rey, cuyo nombre es Yahweh de los Ejércitos –tan cierto como que el Tavor está entre los montes y el Karmel junto al mar, así sucederá esto.


Será como cuando sube un león desde la espesura del Yardén contra un pastizal seguro: en un momento puedo hacerlo salir de allí y encargárselo a quien yo escoja. Entonces, ¿quién es como yo? ¿Quién me puede convocar? ¿Quién es el pastor que pueda prevalecer contra mí?”


Por eso los hiere el león del bosque, los destruye el lobo de los sequedales. El leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que salga de ellas será despedazado. Porque sus transgresiones son muchas, sus actos rebeldes son innumerables.


“Oveja descarriada es Yisrael; ahuyentada por leones. Primero la devoró el rey de Ashur; y finalmente la deshuesó Nevukhadretsar, rey de Bavel.


“Será como cuando un león sale de la espesura del Yardén, contra un pastizal seguro: en un momento puedo correrlos de allí, y encargárselo al que yo escoja. Entonces, ¿quién es como yo? ¿Quién me puede convocar? ¿Quién será aquel pastor que pueda prevalecer delante de mí?


Desde Dan se ha oído el relincho de sus caballos; toda la tierra tembló por el relincho de sus corceles. Vinieron y devoraron la tierra y lo que hay en ella, los pueblos y sus habitantes.


Yo convertiré a Yerushalem en escombros, en guarida de chacales; y convertiré los poblados de Yahudah en una desolación sin habitantes”.


Las ciudades habitadas serán arruinadas, y la tierra será una desolación’. Y sabrán que yo soy Yahweh”.


(36) Derramaré sobre ti mi indignación, soplaré el fuego de mi ira contra ti y te entregaré en manos de hombres brutales, artífices de destrucción.


“Hijo de hombre, entona un lamento por el Paroh, rey de Mitsráyim, y dile: Has llegado a ser como un león de las naciones. Tú eres como el monstruo de los mares; irrumpes en tus ríos, agitas las aguas con tus pies y enlodas sus corrientes.


Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y temían delante de él. Mataba al que quería y le concedía la vida al que quería. Engrandecía al que quería, y al que quería humillaba.


La primera era como un león y tenía alas de águila. Yo estaba mirando, hasta que le arrancaron las alas, y la levantaron del suelo. Luego se quedó erguida sobre los pies, a manera de hombre, y se le dio una mente de hombre.


Dejaré sus ciudades en ruinas y desolaré su santuario, y no oleré sus gratas fragancias.


Y a ustedes los dispersaré entre las naciones, y desenvainaré la espada contra ustedes. Su tierra se convertirá en una desolación y sus ciudades en una ruina.


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