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Jeremías 26:8 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

8 Y cuando Yirmeyahu terminó de decir todo lo que Yahweh le había mandado que hablara a todo el pueblo, lo apresaron los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo, gritando: “¡Vas a morir!

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Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

8 Y cuando terminó de hablar Jeremías todo lo que Jehová le había mandado que hablase a todo el pueblo, los sacerdotes y los profetas y todo el pueblo le echaron mano, diciendo: De cierto morirás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 pero cuando Jeremías terminó su mensaje, habiendo dicho todo lo que el Señor le ordenó que dijera, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo que estaba junto al templo lo atacaron en masa. «¡Mátenlo! —gritaban—.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 En cuanto terminó de decir todo lo que Yavé le había ordenado, lo agarraron, diciendo: 'Vas a morir'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 Y cuando Jeremías terminó de decir todo lo que YHVH le había mandado decir a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y el pueblo entero le echaron mano, y exclamaron: ¡Morirás sin remedio!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Y cuando Jeremías acabó de decir todo lo que Yahveh le había mandado decir a todo el pueblo, los sacerdotes, los profetas y todo el pueblo lo prendieron, diciendo: 'Tienes que morir sin remisión.

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Jeremías 26:8
22 Referencias Cruzadas  

Pero ellos se burlaban de los mensajeros de ha'Elohim y despreciaban sus mensajes e insultaban a sus profetas, hasta que la ira de Yahweh estalló sin remedio contra su pueblo.


Ellos te atacarán, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo para librarte –declara Yahweh”.


Ellos dijeron: “Vengan, fragüemos un plan contra Yirmeyahu –porque la Torah no le faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni el oráculo al profeta. Vengan, azotémoslo con la lengua, y no tendremos que seguir oyendo ninguna de sus palabras”.


Oh Yahweh, tú conoces todas sus tramas para matarme. No perdones su maldad, ni borres su culpa de tu presencia. Que tropiecen delante de ti –actúa contra ellos en tu momento de furor.


En vano he azotado a sus hijos; ellos no quisieron aceptar corrección. La espada de ustedes ha devorado a sus profetas como un león fiero.


Porque Tsidqiyahu, el rey de Yahudah, lo había apresado, diciéndole: “¿Cómo te atreves a profetizar diciendo que así ha dicho Yahweh: ‘Voy a entregar esta ciudad en manos del rey de Bavel, y él la capturará;


Cuando Yirmeyahu acabó de hablar a todo el pueblo –todas las palabras que Yahweh, el Elohim de ellos, le había enviado a decirles–


Amatsyah, el sacerdote de Betel, le envió este mensaje al rey Yarovam de Yisrael: “Amós está conspirando contra ti en la casa de Yisrael. El país no puede soportar las cosas que dice.


y los otros agarraron a sus sirvientes, los maltrataron y los mataron.


Entonces los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes para que pidieran a Bar-Aba y que le dieran muerte a Yahoshúa.


Cuando ellos oyeron esto se enfurecieron y procuraban matarlos.


¿A cuál de los profetas no persiguieron los padres de ustedes? Ellos mataron a los que anunciaban de antemano la venida del Justo, el mismo a quien ahora ustedes han traicionado y matado;


Y en ella se halló la sangre de los profetas y de los santos y de todos los que han sido muertos en la tierra”.


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