Biblia Todo Logo
La Biblia Online

- Anuncios -





Éxodo 2:3 - Biblia Versión Israelita Nazarena 2011

3 Cuando ya no lo podía ocultar más, consiguió una canasta de mimbre para él y la selló con asfalto y brea. Puso al niño en ella y la colocó entre los juncos a la ribera del Río.

Ver Capítulo Copiar


Más versiones

Biblia Reina Valera 1960

3 Pero no pudiendo ocultarle más tiempo, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y colocó en ella al niño y lo puso en un carrizal a la orilla del río.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Nueva Traducción Viviente

3 Cuando ya no pudo ocultarlo más, tomó una canasta de juncos de papiro y la recubrió con brea y resina para hacerla resistente al agua. Después puso al niño en la canasta y la acomodó entre los juncos, a la orilla del río Nilo.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Católica (Latinoamericana)

3 Como no podía ocultarlo por más tiempo, tomó un canasto de papiro, lo recubrió con alquitrán y brea, metió en él al niño y lo puso entre los juncos, a la orilla del río Nilo.

Ver Capítulo Copiar

La Biblia Textual 3a Edicion

3 Pero no pudiendo ocultarlo más tiempo, tomó una cesta° de juncos, la calafateó con asfalto y brea, colocó al niño en ella, y la puso en el juncal, a la orilla del Nilo.

Ver Capítulo Copiar

Biblia Serafín de Ausejo 1975

3 No pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de papiro, la calafateó con betún y pez, puso en ella al niño y la dejó entre los juncos de la ribera del Nilo.

Ver Capítulo Copiar




Éxodo 2:3
10 Referencias Cruzadas  

Se dijeron unos a otros: “Vengan, hagamos ladrillos y cozámoslos”. –El ladrillo les servía de piedra, y el asfalto les servía de mezcla–.


Sucedió que el Valle de Sidim estaba lleno de hoyos de brea; y los reyes de Sedom y Amorah, en su huida, se cayeron en ellos, mientras los restantes escaparon a la serranía.


Constrúyete un arca de madera resinosa; hazla como un arca con compartimientos, y recúbrela por dentro y por fuera con brea.


Entonces el Paroh le ordenó a todo su pueblo, diciendo; “A todo niño que nazca arrójenlo al río, pero dejen vivir a todas las niñas”.


Vayan, veloces mensajeros, a una nación lejana y remota, a un pueblo arrojado y distante – una nación de balbuceos y jeringonza– cuya tierra está dividida por ríos.


Los canales apestarán al secarse, los riegos de Mitsráyim se secarán. Los juncales y los arbustos se marchitarán.


La arena candente se convertirá en laguna; y el sequedal, en manantiales de agua; la morada de los chacales en pastizales; la morada [de avestruces], en cañas y juncos.


Después que ellos se fueron, sucedió que un mensajero de Yahweh se le apareció en sueños a Yosef, diciendo: “Levántate; toma al niño y a su madre, y huye a Mitsráyim. Quédate allá hasta que yo te diga, porque Horedós va a buscar al niño para matarlo”.


Entonces Horedós, al verse burlado por los sabios, se enojó muchísimo y mandó matar a todos los niños varones en Bet Léjem y en todos sus alrededores, de dos años de edad para abajo, conforme al tiempo que había averiguado de los sabios.


Este rey, valiéndose de astucia con nuestra raza, maltrató a nuestros padres con el fin de que sus niños recién nacidos perecieran y no se propagara la raza.


Síguenos en:

Anuncios


Anuncios


¡Síguenos en WhatsApp! Síguenos